Inicio del desastre

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Cil, que ahora descansaba en mi hombro como un trapo se levantó de inmediato y con energías renovadas saltó al suelo con poca elegancia. A pesar de haber visitado el pueblo anteriormente, seguía teniendo la sensación de no haber hablado con los pueblerinos antes.

-¿Que te parece?- le pregunto curiosa. El pueblo de Neos es una isla de marea, lo que significa que su comunicación se realiza simplemente caminando a través de una calzada, o en bote, precisamente cuando esa calzada queda sumergida por unas horas, por el rabillo del ojos veo que Cil tiembla.

-¿Que pasa?

-Es que..hay...mucha gente.

-¿Tienes miedo? Pero si hace rato estabas emocionado.

-Si...pero como tu dijiste pueden hacer cosas con un dragón como yo.-vuelve a temblar. Suspiro y lo cargo como si fuera un bebé, -Tu solo haz ruidos de pucheros- me mira confuso al principio pero después me sigue la corriente, avanzo por el camino rocoso con la mirada gacha y la capucha del vestido puesta para pasar desapercibida.

Debo admitir que el pueblo lucia muy alegre, se acercaba la primavera por lo que mañana comenzaban las fiestas de solsticio, niños corrían de un lado a otro jugando a las escondidas, personas mayores se preparaban para poner sus puestos, etcétera. Estaba tan embelesada que choque con alguien.

-Perdón- balbuceé rapidamente y seguí con mi camino.

-Cuidado por donde vas, puedes caerte- me dijo con voz amable un joven cuyo aspecto no vi bien.

-Uff eso estuvo cerca- le susurre a Cil una vez que nos alejamos lo suficiente, seguía hecho una bola pero ahora gracias a una abertura en la tela podia observar a la gente sin que lo vieran.

-¿Viste a ese chico? Tenía el cabello verdoso- no le hize caso, de seguro solo inventaba cosas.

-Y parece tener tu edad...

-Mejor hablemos de otra cosa

-Pero el se parecía...

-¡¡Ya dejalo!!- me doy cuenta de que la gente me mira raro y escondo mi cara casi por completo.

-Sobresales mucho, aprende a ser cautelosa- me regaña Cil y tapo su hocico con un dedo.

Compramos un poco de avena y de regreso vimos una mujer mayor vestida de negro que se ofrecía a leer mi futuro, "¿Porqué no? Puede ser una buena inversión".

La adivina nos dejó pasar a una tienda donde había todo tipo de artilugios raros como ojos de animales (eso espero), pieles de lagarto (que dejaron temblando a Cil), telas de cordero y otros animales típicos, frascos con líquidos raros, por último dos amuletos parecidos con forma de un círculo y un dragón enrollado.

-Toma asiento- la señora señaló tres cogines.

-¿Espera a alguien?- pregunté al ver que uno sobraba.

-Es para tu pequeño amigo, Cil, un dragón- señaló a la momia en mis brazos, "¿Cómo supo su nombre?". Le quité la tela a Cil y lo puse sobre el cojín.

-Usted, ¿Porqué dice que es un dragón? ¿Cómo sabe su nombre?

-Es lógico por sus características, y no es un dragón cualquiera- la mujer analizó a Cil como si fuera la primera vez que ve a una criatura así -de hecho es muy especial.

-Ya me agradó mas la mujer- dice Cil.

-Y solo usted puede comprender lo que dice- señala la adivina -Pero usted no está aquí para eso, usted quiere saber qué le deparará el futuro ¿Cierto?

Estoy a punto de cuestionarla, pero me doy cuenta de que no está dispuesta a hablar mas de eso.

-¿Podrías darme tu mano?- extiende la suya, se la entregué con precaución-Veamos...usted tiene un pasado bastante desafortunado al parecer, pero siempre tuvo a alguien a su lado cierto?- cierto, pensé, -¿Qué línea quiere que lea? ¿La del corazón, de la vida o de la suerte?

Reflexioné un momento, la del corazón no tiene gran importancia para mi, la de suerte tampoco.

-Vida.

-Muy bien- la mujer sonrió sospechosamente -Sufrirás una gran tragedia que te hará decaer por un tiempo, pero eso te dirigirá a tu destino junto a una persona muy especial, te verás forzada a tomar desiciones rápidas así como sacrificar algunas cosas pero todo dependerá de ti...- me toma de las manos con suavidad -como consejo; toma la desición que creas correcta y sigue lo que tu corazón dicte, recuerda, no estarás sola.- me vuelve a sonreír pero esta vez mas cálida.

Lo único que me inquieta es la tragedia, suelto su mano y me comienzo a levantar.

-Gracias por el consejo- saco unas monedas y se las doy -Cil, vamonos.

El pequeño "dragón" estaba acostado jugueteando con un pedazo de alfombra, lo cargo con cuidado y lo vuelvo a cubrir dirigiéndome a la salida.

-Espere señorita Aida- me vuelvo desconcertada.

-¿Cómo sabe mi nombre?

-Intuición, por favor llévese este amuleto- alza una mano con el colgante que había visto al llegar.

-Señora...¿esta segura? Podría venderlo a un buen precio en vez de darselo a una pobre muchacha como yo.

-No señorita, usted me a dado mucho mas de lo que yo a usted, por favor recíbalo como agradecimiento de mi parte.- me mira esperanzada y no puedo negarme. Lo tomé.

-Gracias

-Con el tiempo descubrirás su poder

Cuando salgo de la tienda ya había anochecido y toda la gente que pasaba por ahí había desaparecido, siguiendo el camino de vuelta solo pude distinguir unas pocas luces a traves de las ventanas de las casas y ruidos de personas dentro. Era bastante extraño, las adivinas son conocidas por ser mujeres dispuestas a hacer trucos de magia con tal de tener unas cuantas monedas. No creí que fuera real el hecho de que supieran tu nombre por mera intuición. Pero a estas alturas no me sorprende mucho, a fin de cuentas yo también poseo algunos trucos.

-Aid -me habla Cil sacandome de mis pensamientos.

-¿Que pasa?

-Hemos estado fuera todo el día, ¿no crees que tu abuelo puede estar histérico a estas horas?

"Oh" pensé. Me había olvidado por completo de Ali, al principio planeaba solo pasar la noche fuera y regresar en la mañana con conejos para desayunar, "Oh no" se debe estar muriendo de hambre y ya no puede cazar, "!Oh no, no, no" si no come a la hora debida puede sufrir un desmayo.

-Cil, puedes volar de regreso a la cueva ¿verdad?- me quito la polsa con la mitad de la fruta para amarrársela a una pata -Yo me voy a la cabaña.

-Entendido- el mini dragón alza el vuelo y se pierde en la oscuridad.

A la velocidad de un rayo corro a un callejón oscuro para asegurarme de que nadie me observa, imagino a un pájaro pequeño con grandes ojos y pelaje marrón.

Una vez transformada volé lo mas rápido que mis alas permitían pasando por un río, la cueva secreta, el área de caza hasta llegar a....

....una gran luz junto con una nube gris, por la desconcentración casi pierdo mi forma de ave y me fuerzo a aterrizar frente a la fogata gigante donde antes estaba mi casa, lágrimas de terror bajan por mi mejillas y desesperada intento apagar el incendio con cubos de agua de un pozo cercano. En un descuido me hago una quemadura en el brazo derecho, pero no me importa, lo único que quiero es salvar a mi papá.

-¡No, No, No, NO!

Me escucho gritar a mi misma cuando un pedazo de techo hace caer toda la cabaña destruyendo todo su interior.

Finalmente me doy por vencida y caigo de rodillas frente a las ruinas del lugar que una vez llamé "hogar".

La Cambia FormasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora