Horrible sorpresa

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Entré a un cuarto oscuro, por alguna razón no pude oír ni mi propia respiración.

-Quien diría que serías tan tonta para caer en la trampa- dijo una voz de hombre, al instante unas grandes manos me rodearon el cuello con una fuerza sobrehumana, alcancé a dar un grito ahogado. Repartí patadas y golpes a lo loco sin ningún punto fijo antes de ser lanzada a un mueble que por el sonido parecía ser un espejo, "Bajé la guardia, me descuidé y ahora voy a morir por ello" sonaba en mi cabeza mientras un pie me dio una patada en el estómago robándome el aire.

-Sin duda eres una cría estúpida- me levantó en el aire y estampó mi cara contra su rodilla o eso creía, un dolor punzante me recorrió la nariz y la boca, cada ves que recibía un golpe me sentía mas débil. En estos momentos no podía encontrar la concentración para transformarme en algo, "Muévete, muévete o acabará todo" mi cuerpo se sentía como un pedazo de gelatina "Muévete" apenas podía meter los brazos para minimizar los golpes "No puedes dejar las cosas así, tienes que vengar a Ali" poco a poco mis extremidades respondieron, el hombre no dejaba de darme patadas en los lugares mas acertados, "¡¡Vamos!!".

Desvié un puñetazo y tomé su brazo doblándolo hacia atrás, escucho un gruñido y acto seguido golpea mi rodilla haciéndome perder el equilibrio, aunque el hombre parecía ser mayor que yo tenía movimientos cada ves mas rápidos, mi logro no duró mucho pues ahora el me tenía en el suelo inmovilizada de los brazos y los pies.

-Sí eres una cría estúpida, creíste que podrías ganarme con un intento de golpe- escupí en su cara con desprecio.

A cambio me dio un golpe en el ojo, estampando la parte de atrás de mi cabeza contra el suelo.

-Si pudiera ver tu cara maldito...-susurro con la voz ronca.

Se ríe de forma estrepitosa.

-No te serviría de nada, porque no sería mi cara real- y acto seguido me golpeó a un lado de la cabeza con algo duro haciéndome perder el conocimiento.
...

Al recuperar la conciencia sentí una ráfaga de frío helado calándome los brazos llenos de moretones, ¿Dónde estoy? No lo descubro hasta que mis ojos se aclararon: una estatua de oso me devuelve la mirada, estaba en el jardín exterior cerca del arbusto hecho cenizas por el fuego de Cil.

"¿Qué pasó?, ¿Quién era ese señor?, ¿Porqué estoy aquí?, ¿Y el rey?" todas esas preguntas se acumulaban en mi cabeza una y otra vez. Por las luces se veía que la fiesta no terminaba aún, al revisarme detenidamente me di cuenta de algunas cosas: uno, que el vestido ya no era tan bonito como antes con la falda hecha añicos, sin una manga y las delicadas cadenas que la adornaban rotas. Sentía la garganta inservible además de tener heridas por todo el cuerpo gracias a los cristales. Ni hablar de mi cara.

-¡¡¡Aida!!!

Dijo una voz a lo lejos.

-Puedes explicarme...¿¡Donde rayos estabas!?- replicó Cil en cuanto aterrizó frente a mi.

-No tengo ganas de recibir tus regaños ahora mismo solo quiero descansar- siento la pesadez en todo el cuerpo magullado.

-No voy a dejar que sigas con esto, transfórmate en ratón.

-Pero yo puedo...

-Cállate y has lo que te digo.

Sin ganas de replicarle lentamente me hago mas pequeña que él con el cuerpo más peludo y diminuto aunque me cuesta más de lo normal por las heridas.
Cil me tomó con cuidado y me acomodó en su lomo, enseguida abrió la alas para volar.

-Mañana me contarás con detalle qué te pasó.

-Tranquilízate, de todos modos esto es mi problema.

La Cambia FormasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora