Desperté con una mala sensación.
No paré de sentir un hormigueo recorriéndome la nuca constantemente. No puedo hacer ningún cambio de planes, si lo hago desaprovecharía una buena oportunidad.
Entonces, como la festividad de solsticio se celebrará en la tarde tengo tiempo suficiente para buscar un vestido y accesorios. Debido a mi habilidad podría cambiar de ropa, pero aun no se me da tan bien: una vez intenté convertirme en un caballero con armadura plateada pero no salió nada bien, las armaduras además de estar hechas a la medida tienen que tener muchos detalles tallados y con un aspecto elegante. En cambio solo logré hacer una coraza sin forma y de un color similar a la mierda (sin mencionar lo ajustada que estaba) .
El punto es que debía conseguir vestuario rápido, la pregunta es:
-¿Con qué dinero?- dije en un susurro.
Seguí caminando en mi forma humana por una calle con poca gente, buscando alguna tienda de ropa. Cuando divise a una persona conocida dentro: era la señora que habló con el anciano ayer, se llamaba....¿como rayos se llamaba?
¿Erna?¿Anna? No me acuerdo.Después de pensar un largo rato decidí entrar sigilosamente y esconderme detrás de un maniquí. El lugar era una gran habitación de un color verde oscuro, con unos pilares blancos que iban del piso hasta le techo, las esquinas de los muros estaban decoradas por varias figuras de animales hechos de madera, habían maniquíes por todas partes luciendo todo tipo de ropa: desde vestidos casuales hasta vestidos de boda. Contaba con unas escaleras adornadas de madera que conducían al segundo piso. Estoy segura que el dueño de la tienda tenia planeado hacer otra cosa con este lugar.
-Miss Helena usted se verá divina con este corsé, le añade un toque elegante y natural, además de resaltar su busto.
Alardeó la vendedora refiriéndose a su clienta con una sonrisa cómplice. Aunque es cierto que la mujer se veía linda con el cabello agarrado en una impecable trenza, resaltando su pálida piel y sus ojos miel. Lucía una sonrisa claramente alagada.
-Eso es lo mas importante, debo quitarme unos cuantos años de encima después de haber tenido tres hijos. Si usted sabe a qué me refiero.- las dos sueltan risitas como si de una travesura se tratase. En serio, no entiendo a las mujeres de la nobleza.
Por el rabillo del ojo veo algo que me llama la atención, son unos botones dorados sobre una mesita decorativa, tengo un plan.Avanzando casi de puntillas los agarro con rapidez, supongo que servirán.
-Disculpe- llamé interrumpiendo su plática- ¿podría por favor atenderme? llevo horas buscando alguna tienda y tengo el tiempo corriendo.
Afortunadamente tuve la precaución de limpiarme la cara con mi capa negra, de lo contrario me correrían apenas verme.
-¿Tiene dinero suficiente?- espetó la vendedora visiblemente malhumorada por mi interrupción, que de hecho me recordó al viejo de la posada.
-Oh, por supuesto pero me temo que tendré que dárselo una ves me atienda- dije sacando una bolsita de tela.
-Muy bien, miss Helena espero comprenda la situación y me deje atenderla después de esta clienta
-No hay problema alguno, puedo esperar- susurró Helena disimulando su disgusto.
Después de una hora de desfilar con diferentes atuendos. Ignoré los consejos de la chica y elegí el menos llamativo. Se suponía que debía pasar desapercibida y a este ritmo no lo iba a lograr. La tal Helena se ofreció a peinarme y maquillarme pero solo acepté a lo primero.
Terminado todo me miré al espejo; una chica de piel morena,ojos completamente negros, pendientes con forma de corazón, cabello agarrado en una coleta alta, vestido morado y zapatos negros me devolvió la mirada. Nunca habría imaginado que podría lucir como una princesa de cuento.
-Ahora- la chica interrumpió mis pensamientos- que ya cumplí con mi parte le toca a usted.
-Por supuesto- lentamente saqué la bolsita y se la entregué. La vació en la mesa y cayeron seis monedas de oro.
Satisfecha, guardó el dinero y me entregó una caja con la ropa, salí despreocupada mente y una vez me aseguré que nadie me oyera. Rompí en carcajadas.-Jamás me había divertido tanto- digo para mi misma después de un rato. Admito que lo que hice estuvo mal pero, joder, la situación lo requería. La risa se fue tan rápido como vino.
Al momento me acordé de algo, "¿Cuanto tiempo ha pasado?" alarmada miré el cielo: lucía igual que antes de entrar al local, suspiro aliviada, menos mal.
Si mi reloj interno no me falla (que espero que no) ahora mismo deben de estar llegando los primeros invitados a la celebración. ¿Esperaré un poco mas?, no me decido. Con el vestido en una pequeña bolsa me alejo del local.
Procurando no ser vista escalo hasta el techo de una casa para saltar a otra y así sucesivamente hasta llegar a un punto de visión favorecedor, en el camino principal que inicia en el gran muelle y termina en las puertas del palacio no veo a mucha gente pasar, por el momento solo pasaban caballeros con pinta de ser de altos mandos y obispos. Mientras más pasaba el tiempo gente más importante llegaba. Después llegaron los condes y duques con sus respectivos acompañantes. Estaba un poco ansiosa; ya quería que llegaran las familias reales.
Pasado un rato el gruñido de mi estómago me lo dijo "a comer".
Abandoné la idea de esperar y bajé del techo con cuidado de no romperme un hueso antes de dirigirme como un rayo a cambiarme. Una vez lista decidí dar unos cambios a mi cara para quedar irreconocible, lo admito, me sentía diferente.
Veo a un hombre pasar y le pregunto:-Disculpe caballero, ¿Podría por favor mostrarme el camino que conduce al castillo? Me temo que no soy de aquí y me he perdido- el plebeyo me mira asombrado, seguramente porque le estaba hablando una joven noble de piel blanca, ojos verde claro, con joyas adornándole la cabeza y un cabello negro azulado.
O al menos así me imaginaba con mi transformación.-Eh...si...c-claro por supuesto
Se queda un rato mirándome sonrojado y al final me toma de la mano para guiarme hasta la calle principal que de hecho no se encontraba lejos, aunque ya sabía como llegar necesitaba un pretexto para que nadie sospechara. Cuando llegamos, el chico de ojos café claro me suelta y se disculpa con una pequeña reverencia antes de irse, supongo que creyó que era una princesa o algo así.
Una ves lista me encamine al castillo, al verme sola algunos nobles me dirigieron miradas curiosas preguntándose porqué una chica joven no tendría acompañante, realmente no me importaba mucho así que les devolvía la mirada firme y se volteaban.
-Damas y caballeros, el conde Frederick Diakonova
Había un hombre vestido galantemente que presentaba frente a todos las personas importantes que llegaban. Rayos.
-Damas y caballeros, el duque y la duquesa Ivanovna.
Escuchaba unas trompetas junto con música instrumental, parecía ser una canción rítmica y animada; contraria a mí.
¡Ya faltaba poco para que llegase mi turno y no tenía ningún plan!-¿Su nombre?- preguntó el presentador.
-Yo me llamo...
Me muerdo el labio, tengo la mente en blanco.
Recuerdo los libros que leía cuando era pequeña, había un cuento en especial que amaba, la niña se llamaba;-Yolanda Elister, soy la pupila del conde...August y vine en su lugar.
Escondo la mano que cruza los dedos, que me crea. No conocía ningún conde con ese nombre, el hombre asintió.
-muy bien, Damas y caballeros: Yolanda Elister, pupila del conde August.
Caminé con toda la elegancia que pude; era cansado. Ahora tengo que hacer lo que las personas nobles hacen, socializar.
Bueno...podía saltarme ese paso, unos segundos después la canción se detuvo repentinamente.Y sabía qué significaba: el rey estaba en el salón.
(Imagen del vestido en multimedia)
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La Cambia Formas
Adventure"Hace 15 años todo cambió, en el momento en que nací mi pueblo fue destruido por el ejército del rey Ícaro, pero no todo está perdido pues yo me encargaré de hacerlo pagar por lo que hizo...mi nombre es Aida y soy la última cambia formas del pueblo...