Capítulo único

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                                        No se atrevería a revelar su secreto, por más que le insistieran que lo dijera, no lo haría. Llevó muchísimo tiempo ocultándolo, se sentía orgulloso de haber logrado ese objetivo y que nadie se haya dado cuenta de ello; en un rincón muy oscuro de su mente tenía una idea, antes de que el mundo lo sepa, que aquella persona de su confianza supiese. Reo lo estaba meditando en la sala donde yacían las consolas, mirando de reojo su guitarra posicionada a su derecha al lado del micrófono y delante de la batería, todavía no es el momento, hay que esperar un poco más, se dijo el líder internamente.
—Reo, vámonos —pronunció detrás de la puerta el baterista.
—Sí, ¡ahí voy!
Era tan sólo una vaga idea, reflexionaría eso en otro momento. Salió de la sala, pues tenían que irse ya que el ensayo había terminado hace una hora; necesitó pensar, aquel secretillo no le dejaba muy tranquilo aunque lo ocultase como un profesional.
— ¿Ocurre algo, Reo? —preguntó Asanao curioso al ver el rostro dubitativo del contrario mientras caminaban en el pasillo.
—No, son cosas sin importancia... Estoy bien.
—Te creería si no pusieras esa cara —así es, él sí sabía sacarle la sopa siempre que podía.
—Asanao...
—Dime, ¿qué pasa?
—Bueno... —apartó su vista por el repentino agarre de hombros, no se sentía listo para contarlo tan pronto, quiso que otro momento fuese el apropiado.
—Reo, no es necesario que lo digas ahora. Otro momento imagino que me lo contarás, lo sé, no te preocupes.
—Gracias Asanao.
—De nada.
Y siguieron su recorrido a la salida, apreció su gesto, era el que siempre tenía el batero con él ante momentos de "debilidad". Claro, "debilidad", nada que incumbía con su secreto se le denominaba algo simple, desde que lo supo, fue un tremendo lío silenciárselo a sí mismo.





Al regresar a su casa, dejó sus cosas en el sillón de la sala y fue directo con sus tres hijos caninos, quienes lo recibieron alegres y tardó en sacárselos de encima, sin embargo tampoco puso resistencia; caminó directo a su dormitorio tirándose en la cama boca abajo debido al momentáneo cansancio del consentimiento a Koun, Towa y Wanko. A pesar de ser animales, los amaba un montón, oh, alguien se sumaba a esa escala afectiva sin ser mascota, aunque le hiciese bromas por tratarlo a veces al igual que un esclavo, eso según esa persona quien era nada más y menos que Asanao.
Un sonrojo apareció en sus mejillas, pensar en el percusionista le sacaba una sonrisa interna y externa, no cualquiera, una verdadera. Imaginárselo hacía que brillara ante los ojos ajenos, tuvo suerte de no ser acompañado en su regreso a casa o se reirían, eso creía. Levantando su cuerpo de la cama, bostezó y marchó al baño a mirarse al espejo, su cara no cambió mucho. No diría eso de los rasgos faciales, evidente se hacia el hecho de que envejecía cada día, ni modo de que le importase en demasía, examinó su vientre un segundo. Suspiró, para qué se preocupaba si se cuidaba de no estar con nadie. Exactamente, ése era su secreto: él podía quedarse embarazado.
Lo descubrió en el momento de hacerse un examen médico un día en su época de apenas veinteañero, su estómago lo torturaba a horrores, vomitaba, se mareaba, el vientre le ardía, le dolía la cabeza, pasó por muchos dolores. Se desplomó en la puerta de su casa, gracias a la ayuda de un vecino que lo acudió se salvó de un posible final, mas al arribar la ambulancia obtuvo su boleto a la salvación; al llegar a emergencias, un viejo doctor lo atendió, al rato se sintió mucho mejor, recuperó la consciencia en una habitación con la típica vestimenta de paciente, recibió al médico con dificultad debido a la poca movilidad que le permitía su propio cuerpo. Ése mismo que lo atendió en emergencias, le sonrió amistoso al verlo como nuevo, quiso preguntarle qué le había pasado, mas el doctor antes le dio unas hojas. Supo de inmediato que se trataban de su diagnóstico, sintió un leve escalofrío el hecho de que se las haya dado, eso no era muy común aunque se explicaba si nadie lo visitó detrás de esas cuatro paredes blancas.
Al leerlas se llevó el susto de su vida, el cerebro no registraba las palabras allí escritas, la confusión reinó en todo su ser. ¿Cómo es posible?, pensaba mientras seguía leyendo, tratando de borrarlas y que otras apareciesen. Totalmente inútil, seguían ahí, no lo pudo creer.
Reo desde ese entonces intentó calmarse, enterarse de su realidad biológica le cayó como balde de agua caliente. Ser hombre y a la vez poder embarazarse le salió caro a su temperamento hacia terceros. Recordó que seis años después perdió la virginidad con una mujer con la que creyó tener una relación duradera, no obstante simplemente buscó acostarse con él y la dejó.
La única persona que sabe de ello era su doctor, lástima que falleció cuatro años después de haberle diagnosticado. Además del fallecido médico, ninguna otra persona lo sabía, seguramente ese sería su secreto que llevará a la tumba. Permanecer en una caja por el tiempo que todavía le quedaba en la tierra de los vivos. Luego de hacer un retroceso de su vida desde que se enteró de su supuesta realidad hormonal, se retiró del baño y casi arrastrando los pies se dirigió a la cocina a preparar la cena.
Se acostumbró a cenar solo, disfrutaba de la única compañía de sus perros, cada tanto invitaba al batero a comer y este se ofrecía a cocinarle, le insistía en que se lo dejara a él, mas todo el tiempo terminaban cocinando juntos. Lástima que esa no era la ocasión, precisaba de la soledad en sus días de "debilidad"; cómo fantaseaba los momentos de cariño que protagonizaba con su amado baterista pelilargo en secreto. ¿Parar de sonreír, qué era eso?, no dejaría de curvar los labios hasta que otro pensamiento lo mantenga ocupado el resto de la noche.
—Hora de dormir, muchachos.
Finalizada la cena, mimó un poco a sus compañeros caninos y los llevó a dormir en las camas que les compró para que durmieran, podría llevarlos a su cama para que le hicieran compañía ayudándole a regular la temperatura de su cuerpo pero por esa única noche prefirió descansar solo, precisaba ordenar sus locas ideas, no era la primera vez tampoco. Tomó una larga ducha, el agua tibia que corría en su piel le disipaba del exterior, rodeando las baldosas de vapor. ¿Qué vaga imagen rondaría que seguía intranquilo?, frotaba y frotaba la palma de su mano con su hombro. Al salir del baño, secarse su entereza y ponerse una nueva muda de ropa, la tensión continuó "atacando" su interior; abrió las sábanas de su cama, el contacto con la tela junto a su piel cubierta por la camiseta y el pantalón le provocaron un escalofrío, amo mi cama, ojalá no tuviera que levantarme mañana. Horas pasaban y no conseguía conciliar el sueño, dando vueltas queriendo cansarse, cerrar los ojos y apagarse un buen rato, eso quería, pese a ello, le fue inadmisible. El tono de mensaje sonó en su celular, se extrañó, pues no recibía mensajes de madrugada, al tomar el teléfono viendo el remitente, sonrió.


                                         —«Reo, quizás te parezca ridículo y todo pero me preocupaste hoy a la tarde. ¿Gustarías hablar de ello ahora o en otro momento? Perdona mi impaciencia, sólo necesito saber eso. Si no, me avisas y que sea cuando necesites decírmelo. Buenas noches».


Nuevamente, se sonrojó por la muestra de preocupación del baterista. Qué bonito gesto de su parte, saber que se preocupa por mí, es lo mejor, deliberó en sus adentros. Respondió el mensaje del mismo modo, explicándole que se lo diría el día siguiente y que tuviera también buenas noches. Ya, relajado y feliz de la vida, cerró los ojos, pudiendo concentrarse y arribar a las dulces tierras de Morfeo. Los detalles habían sido muy pocos, si le diesen a votar los de cualquiera, no obstante con su seres queridos, en preferencia a Asanao, muy por el contrario, lo consideraba los más valiosos. 


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Buenas madrugadas a todos, quiero decirles que no puedo dormir bien últimamente (maldito insomnio del carajo) y vengo a compartirles una idea momentánea mientras ando en el dilema de dormir o no; sí lo haré, pero antes les entrego una nueva historia corta que no pienso continuar, hasta que se anuncie lo contrario.

Verán, estoy muy metida en el fandom de esta maravillosa banda y más con la pareja (de la cual ningún otro ser se le hubiera ocurrido escribir, creo) de: ReoXAsanao/AsanaoXReo. Lo sé, es poco usual para aquel que haya leído fics en que estén como protagonistas o partícipes Lynch. Sin embargo, desde que escribo "Siempre puede haber sorpresas", no puedo evitar seguir enloquecida con ese par de bobos adorables. Y no, no es una continuación paralela.

En fin, eso es todo lo que quise expresarles a ustedes, mis queridos lectores. Me despido por ahora, hasta luego en futuros proyectos o en actualizaciones de los existentes.

Ser encajonadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora