Precedentes de amor

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Capitulo VIII

Precedentes de amor

Lunes dieciséis, Madrid

Era navidad, estaba en España con su familia y primos revoltosos, tenía todas las variables para ser feliz, pero la agria sensación a decepción en su paladar le impedía darse cuenta de ello. Las calles de Madrid estaban frías a pesar de que no estaba nevando. Ludwig alzó la mirada entre los edificios e hizo a un lado la bufanda en su cuello, para mirar al sol prepararse para esconderse. Al menos él podía hacerlo. Todo giraba a su alrededor y estaba lo suficientemente sólo como para que no lo lastimaran. En cambio, él había sido herido por quien creyó lo amó los últimos tres años.

No se sentía perdido, no, se creía demasiado fuerte como para ese tipo de sentimientos, simplemente estaba triste. Y eso era algo que no podía negar. Caminaba por la acera con su largo abrigo, sin un rumbo fijo, sin alguna meta, simplemente en blanco. Su cuerpo se movía menos su mente. Hasta que escuchó una voz conocida.

-Gatito, ven, gatito... -. Se detuvo en la entrada de un callejón.

Una chica estaba apoyada en un basurero, sobre una caja de madera, intentando alcanzar algo en el fondo. Se supone que no era su asunto, pero no solo su voz se le hacía conocida, sino también su silueta. Algo en ella lo llamaba.

-Ven gato, demonios -. Dijo, molesta, recogiendo las mangas de su suéter para entrar al basurero.- Mi madre me matará por ensuciar esta blusa, pero... -.

-Disculpa, ¿necesitas ayuda? -. Le preguntó, acercándose a ella. La desconocida giró la mirada, sorprendida.

-¿Ludwig? Eres tú -. Dijo, sonriendo. El rubio frunció el ceño, reconociéndola.

-¿Anne? -.

-Sí, Anne, nos conocimos en Barcelona, en el hotel de tu familia -. Si, era ella. Igual de pequeña y alegre, con el flequillo pintado de azul.

-Guao, que sorpresa verte... -.

-Por aquí, lo sé, intento rescatar a este gatito, pero está muy asustado y yo soy muy bajita, no lo alcanzo -. Dijo, riendo. Ludwig se extendió con facilidad por sobre el basurero, alcanzando al gato blanco con negro.

-Aquí está -. Dijo, extendiéndoselo.

-Hiciste que se viera muy fácil -. Anne sonrió, impresionada por la diferencia de estatura entre ellos. No conseguía ni llegar a las costillas de Ludwig.- Gracias -. Cubrió al gato con su bufanda.

-¿Siempre rescatas a animales de la calle? -.

-Sí, aunque a mi madre no le gusta lo sigo haciendo -. Admitió, tomando su abrigo el cual había dejado sobre su patineta.- Está en adopción si lo quieres -.

-¿Y porque lo haces? -.

-Porque me recuerdan a mí, en una etapa de mi vida yo era como ellos y me hubiera gustado que me dieran una oportunidad -. Dijo.- Por eso los rescato, para darles una oportunidad -. Ludwig quedó sin palabras.

-Guao, disculpa por preguntar -.

-No hay problema -. Debía cambiar de tema, algún cumplido, decir algo. Era el hombre presente, se sentía responsable de hacerla sentir bien.

-Felicidades por pasar la audición -. Fue lo único que se le ocurrió. Y al ver la enorme sonrisa que se formó en el rostro de Anne, se alegró de haberlo dicho.

-¡Gracias! ¿Cómo te enteraste? -.

-Mónica me dijo -.

-Que linda. También felicidades por la liga, te va excelente -. Le sorprendió que supiera algo de fútbol.

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