Womanizer

2.8K 179 97
                                    

No se podía negar que estaba furiosa. Ante los ojos expertos que la conocían era evidente, pero a los extraños ésto pasaba desapercibido, confundiendo el descontrol interno con la emoción del momento. Cuando la verdad era que la morena deseaba estampar la pelota en el rostro arrogante del bastardo de Eren para verlo desangrarse por la nariz y luego patear su culo con la punta del zapato. Sin embargo, se aguantaba las ganas por dos razones. La primera, aceptar el reto que le planteo el boxeador. Una oferta en la cual no fue subestimada ni dejada de lado, consciente o inconscientemente Jeagar la halago de forma grosera pero aceptable con aquel ofrecimiento. La segunda, el profesor Ackerman a diferencia de otros presentes si estaba enterado, gracias a sus instintos afilados, de las ganas de armar revuelo y dejar correr sangre provenientes de ella. La mirada del entrenador estaba fija sobre los dos rivales. Advirtiendo que pagarían graves consecuencias si se atrevían hacer algo que no fuese jugar al baloncesto. Por eso lo mejor era seguir con el partido como si nada, batallar bajo reglas y humillar al perdedor cuando el juego terminara.

Las gradas estaban llenas de todo tipo de estudiantes de diferentes carreras queriendo dejar volar la fatiga de la semana con gritos y alboroto generados por el movimiento dentro de la cancha. Entre ellos una pareja de chicas con un gran cartel en sus manos proclamando amor y apoyo absoluto hacia Eren. Siendo descaradas con sus cortas camisas y gestos melosos que enviaban al jugador cada vez que éste volteaba. Mikasa brotó de la nada para arruinarles el entretenimiento subido de tono tomando la cartelera entre las garras para romperla en mil pedazos con una afilada navaja tirando el papel despellejado en una papelera con gestó intimidatorio hacía las chicas, hecho que provoco en las mujeres animadoras una huida radical.

En medio del partido se produjo una jugada brusca que llevo Jaeger contra algunas personas, en especial sobre Annie. Quien bajo de donde estaba para acomodarse cerca de la acción. Eren no tardo en disculparse apenado al darse cuenta de la personalidad tan importante que acababa de pisar con su peso. Le encantaba ver a esa rubia trotar por el campo de atletismo y observarla en ropa deportiva muy escasa completamente sudada. Haber intentado compartir con ella algo que no fuera una charla corta improvisada y ser rechazado en el intento por la chica dura, de rudo aspecto, lo flecho. Annie lo embobaba con su belleza y extraña forma de ser.

Pelando el diente a la rubia, oficialmente una de sus tantas chicas por conquistar, Eren se dio cuenta tarde de que no solo acaparaba la atención de Leonhardt sino también la de una cara conocida que reflejaba un aura asesina a espaldas de la mujer con quien coqueteaba. Reconocer a su amiga de la infancia Mikasa no muy lejos de donde él estaba, pasando su navaja favorita de una mano a otra le hizo temer e introducirse de inmediato en la cancha.

Mientras Annie por su parte desconoció las palabras del idiota que la aplasto segundos antes, Jaeger, ocupada con la mirada que le dedicaba siempre a Ymir desde lejos. Al parecer a la morena no le gustaba para nada que ella compartiera si quiera miradas con Eren. La idea de que Ymir estuviera celosa por eso le hizo vibrar el corazón a la rubia.

Luego cuando Jaeger se dispuso a volver a la cancha cambiando su sonrisa de galanteador por una cara de terror por culpa de Mikasa, después Leonhardt capto a esa persona conocida de la que Eren huía colocándose a su lado con los brazos cruzados y el semblante severo. La rubia miro a Mikasa por el rabillo del ojo y en silencio se saludaron, como si no necesitaran palabras para entenderse volviendo a prestar atención al partido.

Reiss admiraba todo el poder de cuerpos capaces desde donde estaba. Reflexionando sobre la gran capacidad de Ymir que la marcaba como una del grupo sin dificultad alguna. Ganando el respeto de los chicos con puro esfuerzo físico, a su parecer arriesgando mucho y ganando poco en un simple juego. Dedujo entonces lo muy competitiva que era la morena en ese aspecto. Pero Eren no se quedaba atrás.

El Titán y la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora