Valiente

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En el silenció que se produjo entre la pareja Krista acaricio las orejas de la morena con sus dos manos suave y atentamente lista para el ataque. Aquel mimo descuidado provocó un suspiro de agrado por parte de Ymir dandole una clara señal de que aquel era un punto erógeno en su cuerpo.

-Con que te agrada que haga eso. -Reflexiono la rubia anotando en su mente cada detalle- Veamos qué otra parte sensible descubro en ti Ymir. -Ella dejó la zona que tocaba para seguir explorando, pasando sus dedos por el cabello de Ymir entrelazando las falanges delicadamente por las lisas hebras castañas con paciencia y amor. La morena se relajó ante lo qué fuera que Krista hiciera con su pelo, absorta en los lentos movimientos y el contacto que le regalaba aquella hermosa mujer- Pareces un pequeño cachorro. -Sé dijo para sus adentros la rubia entre una risita interna al notar el semblante calmado y sumiso de Ymir- Uno muy hermoso. -Krista detallo en los ojos color miel de la morena, tranquilidad con un toque de ansía pasional y aquello la ánimo a seguir-

Uniendo los labios para mojarlos entre si la rubia se inclinó un poco buscando el ángulo correcto para comenzar con el beso. Ymir disfrutó del tacto y la vista hipnotizada, sometida a gusto permitiendo que Reiss hiciera con ella lo que se le viniera en gana. La finalidad de aquel asunto era que la rubia aprendiera a dominar un beso maestro sin importar la pose en la que se encontrara, que se familiarizara con un cuerpo bajo o cerca de ella. Tocar era el segundo paso importante, necesitaba eliminar el pavor que tenia de palpar carne que deseaba devorar solo por vergüenza.

El problema era en que mediante acercaba su rostro al de la morena ella nunca imaginó que se trataba de Eren. Reiss no deseaba suprimir a Ymir de la realidad, su subconsciente no la dejaba hacerlo. Que fuera la morena a quien sujetaba entre sus piernas definitivamente sí le robaba la cordura y le daba fortaleza para ser osada, una actitud y confianza que no tuvo antes con ninguna otra persona.

Ella no era una santa ni mucho menos un pan de Dios, en su vida como adolescente y joven tuvo sus encontrones sexuales pero nada avanzó fuera de un beso o toques descarados por no sentirse preparada o lo suficientemente fascinada como para compartir algo más que un simple faje con algún chico guapo y atrayente. Ella era bonita, si. Pero eso no quería decir qué por recibir muchas propuestas a lo largo de su vida ese mismo número de veces se hubiese entregado en cuerpo y alma a otra persona.

No negaba que Ymir la colocaba nerviosa y toda la cosa, pero no sabía por qué con la morena era sencillo ser natural y mostrarse humana. Con fallas o dudas sin problema alguno. Mientras que con Eren no era correcto hacerlo porque se arriesgaba a perderlo en un mar de estereotipos altos y competencia. Jaeger tenía un montón de mujeres tras de él bastantes experimentadas en el tema. Entonces, mostrarse débil en ese aspecto no le garantizaba más que ahuyentarlo. Porque a ningún hombre joven, independiente y popular le gusta tener que tratar con dramas sexuales de jovencitas inseguras.

Si, con Eren solo quedaba la alternativa de que las cosas fluyeran sin contratiempos y de forma perfecta entre los dos, era lo menos que se merecía un caballero con su popularidad y encanto. Cuando se comprometieran al noviazgo ella no deseaba defraudarlo sino todo lo contrario. Por eso necesitaba convertirse en una mujer por completo de una vez por todas y dejarse de rodeos ante Jaeger, quien ya denotaba estar ansioso por pasar a otro nivel sin importar que tuviera que acudir a una ayuda externa y bastante extrema como lo era Ymir.

Sin embargo, cuando por fin sus labios se juntaron con los de la morena algo explotó en las dos, ambas tuvieron una conexión llena de deseo y agradó. Era maravilloso tocar las lenguas una contra la otra en un baile prodigioso donde cuyos sonidos propios de un beso movido y profundo, solo aumentaban la lujuria y deseo de las dos participantes. Reiss denotó además estar bastante clavada en la tarea de llevarle el paso a la habilidad para besar de la que era dueña la morena. Encantada de aprender nuevos trucos, intercambiando el sabor interno de su boca lubricada y hambrienta con la de Ymir, que la trataba de una forma inmejorable.

El Titán y la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora