El caballero de la azabache armadura

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Un golpe en el rostro la sacó de su ensoñación, era la mano de Ymir quien al voltear estiro el brazo precipitando sin querer la extremidad sobre su cara. Annie apartó con fastidio la garra mientras se sobaba la nariz buscando con su mirada la liga del bóxer de la morena para hacerle calzón chino y reprender con eso su acto descuidado, pero el constante sonido de un timbre que estaba haciendo rebotar el eco molesto de la campana por cada esquina de la silenciosa casa no le permitió continuar con su venganza ni conciliar el sueño nuevamente.

Al no dejar de insistir el individuo que presionaba el timbre, con Ymir en el limbo boca arriba sobre el colchón con la franela levemente alzada en su borde inferior, la rubia no tuvo más opción que dejar de admirar el grupo abdominal bien marcado de la morena para levantarse y abrir. Dejando atrás los oblicuos de hierro que delineaban un camino que llevaba justo al placer, un recto anterior de piedra acompañado por dos serratos mayores a cada lado llenos de poder y firmeza enfundados en piel ardiente y estimulante.

Rogó internamente al Dios que protegía a todos los inocentes que no se tratará de un grupo de fanáticos religiosos los que tocaban insensatamente el timbre o les haría pagar su atrevimiento con gas pimienta. Al pisar el umbral de la casa más dormida que despierta ella tomó la manilla de la puerta, le dió vuelta y abrió con irritación dejando ver su disgusto a quien fuera el molestó ser viviente que provocó su salida del confortable lecho.

-¿Quién toca el timbre de esa forma a éstas horas de la mañana? -Recriminó segada por el sol o la luz que desprendía una Diosa-

-Disculpa pero son las cuatro de la tarde. -Aclaró Krista del otro lado del portón, tratando de no evidenciar su impresión al suponer lo que significaba ver a esa conocida mujer semidesnuda en la casa de la morena- Lamento interrumpir su entretenido instante de placer pero necesito hablar con Ymir.

-Ella está dormida, medio muerta del cansancio en la cama. -Dijo Leonhardt en doble sentido- No creo que sea el momento indicado para atender a una extraña, vete. -Cerró ella la puerta sonoramente en la cara de la visitante, cogiendo camino al cuarto como si nada, pero de nuevo Krista volvió a tocar el llamador y está vez con más insistencia que antes, a lo que la rubia en el interior respondió abriendo la puerta de nuevo sin cambiar de actitud ni semblante-

-Necesito hablar con Ymir, no me interesa si entró en estado de coma o si se perdió en el país de las maravillas de tu encaje, has que despierte; por favor. No soy ninguna extraña las dos quedamos en reunirnos hoy, es importante lo que tenemos que hacer. -Annie entrecerró los ojos y miró por un momento a la otra rubia, dibujando el contorno de su cuerpo en sentido caudal a cefálico, para luego volver a intentar cerrar la puerta pero Reiss atravesó su pie y se lo impidió. En ese momento de forcejeo la morena salió por el pasillo para aclarar las cosas luego de escuchar desde su cuarto por arte de magia, la voz de Krista retumbar en sus oídos. Acorde musical de los ángeles que la hizo levantar de un salto al baño para lavarse los dientes con rapidez y salir a dar la cara, recordando haber prometido comenzar con la introducción del trabajo ese día en la tarde-

-Annie basta, déjala pasar que tengo cosas que atender con ella.

-Permiso, permiso, gracias por tu amabilidad. -Dijo sarcásticamente la rubia empujando la puerta, dejando de lado a la portera malgeniada en el proceso y acomodándose el cabello para erguirse victoriosa ante su contrincante- Jamás me habían tratado con tanta cordialidad.

-Lo siento Reiss, Annie no es muy simpática que digamos. -Sé disculpó la morena mientras Leonhardt se dirigía al cuarto en busca de ropa para cambiarse- Lamento hacerte pasar por ésto.

-Llevo más de veinte minutos tocando ese estúpido timbre y ni te cuento la cantidad de veces que te llame por teléfono. -Creo que 99- Hasta la contestadora me quería nombrar la madre y tus vecinos empezaron a verme extraño.

El Titán y la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora