Leticia es apática en lo que se refiere al amor por ciertas experiencias vividas . Descubrirá con asombro la existencia de una persona en quien, inconscientemente ,depositará cierta confianza.
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Letica Lobo se levantó temprano la mañana del jueves del mes de agosto , el día de la citad con el médico. Tomó el desayuno y se metió a la ducha. Seguido de eso se cambió. Se puso el jean ,la camiseta negra con botones del mismo color en cuello y el abrigo negro y por último se maquiló los ojos de negro. Agarró su bolso negro y los estudios de la columna y de la mano.Salió de su casa temprano para no traicionarse con el horario. El día estaba nublado como aquella vez pero hacía más frío inclusive. Se tomó el bus que estaba a muy pocas manzanas de su casa y se dirigió al hospital.Al bajar del medio de transporte notó como el calor de su cuerpo se le escapaba de la boca y sus manos estaban muy frías. Contempló los árboles desnudos que rodeaban el hospital. Era deprimente y desolador. Entró y pasó a la parte de los consultorios de traumatología.
Estaba ansiosa por verlo para que le de una respuesta, llevaba consigo los estudios. Ingresó a la sala de espera y se sentó junto a una mujer de mediana edad. El doctor Solomon Meinl no tardó en llegar y y entró al consultorio "1" a toda prisa. Leticia Lobo se felicitó haber llegado antes que él. El doctor Solomon Meinl salió del consultorio con el itinerario de los pacientes que tenía en la mano y comenzar a nombrar uno por uno. Leticia Lobo lo estudió detenidamente, su cabello era rubio claro, sus ojos eran muy claros, como los de un lobo, pensó. No le inspiraba confianza. Su semblante era armónico, su tes era blanca pero no pálida como ella.No era muy alto media,un poco menos de 1.80 metros .No parecía atlético bajo esa bata blanca. Su voz era clara y cálida . Estaba afeitado. La descripción mental de Leticia Lobo se detuvo cuando escuchó que la nombraban. Le entregó el papel del turno y él se metió de nuevo al consultorio. Todos esperaban sentados.
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El doctor Solomon Meinl llamó a un paciente, éste cojeó hasta la puerta del consultorio ayudado por un familiar. Al lado de la joven Leticia Lobo había una mujer mayor que le preguntó si el éste era buen profesional. Leticia Lobo no pudo evitar una sonrisa - No lo sé- contestó sincera a la mujer. Trató de disimular su sonrisa, pero lo que acababa de ver, su mente lo había procesado como hermoso y centelleante. El doctor Solomon llamó su nombre. Esta vez controló sus sentidos y nervios , pues no quería verse como esas mujeres idiotas que se babosean por un apuesto tipo de bata o sea lo que sea. No estaba en plan de coquetearle, pero aun así quería recordar aquella belleza armónica.
