Leticia se levantó un día de la cama y decidió buscar trabajo. Encontró el mismo día que fue a buscarlo . Suerte. EL trabajo era en una tienda de ropa. Sus compañeros eran buenas personas, y el dueño un tanto carismático. Era un tipo de unos cuarenta años , alto, de cabello oscuro , ciertas veces usaba gafas de lectura.
Un día Leticia Lobo estaba acomodando unos estante con ropa , pero alguien había dejado olvidada la tijera y sin querer Leticia se hizo un corte en el dedo anular. La sangre no dejaba de fluir porque unos días atrás ella había tomado una aspirina para el dolor de cabeza y le produjo un efecto anticoagulante. Su jefe al notar eso corrió apresurado por el botiquín de primeros auxilios y le colocó una banda protectora. Leticia se quedó estupefacta con ese gesto. Se le antojó entrañable.
Como el trabajo de Leticia no estaba registrado y aun gozaba de su obra social, decidió que podía estudiar algo que a ella y tanto le gustaba el arte. Unos de los requisitos para entrar era un examen físico y psíquico. Todos sus análisis le salieron bien y como siempre el estudio del electrocardiograma se extendía a otro estudio mas profundo. La citaron entonces para el estudio del corazón. El día de la prueba , el doctor Marcelo Torrico, un hombre de mediana edad de tes trigueña, cabello canoso y ojos oscuros ,la atendió en su consultorio de la clínica . Leticia Lobo tenía sabido de antemano que en aquel estudio tendría que sacarse la camiseta y conservar el sostén. Lo sabia porque años anteriores se había hecho uno y un doctor muy amable le había dicho que podía conservarlo puesto cuando ella preguntó desde su ignorancia. Aquel viejo doctor cardiólogo había puesto cuidado en la integridad de su paciente.
El doctor Marcelo Torrico la llamó por apellido y nombre por una lista que sostenía en la mano. << No te quites el sostén >> .El consultorio un estaba un poco oscuro , pero esto no alarmó a Leticia Lobo. Todo estaba preparado para efectuar el estudio al corazón. El doctor Marcelo Torrico tomó asiento frente a la pantalla del ecógrafo y activó el tablero de control. El doctor le indicó que debía sacarse la ropa de la cintura para arriba. Leticia se deshizo de la ropa que llevaba encima, la dejó en una silla que estaba cerca de una pequeña mesa y se recostó en la camilla boca arriba .
- Tienes que sacarte el sostén- terció el doctor amablemente. << ¡El sostén no! >> Leticia Lobo sintió como su cerebro y su estómago segregaban una sustancia frustrantemente familiar. Fijó su mirada al techo. Se lo desabrochó dejando que sus pechos siguieran cubiertos de igual manera. Se estaba protegiendo. Marcelo Torrico observó con el ceño fruncido al ver que su paciente no había acatado su orden, entonces con voz seria y denotando un tono algo histérico le dijo que debía sacárselo porque de lo contrario, el estudio no le saldría bien. << ¡ Mentiras ! EL SOSTÉN NO POR FAVOR ...>> A Leticia Lobo se le formo una pelota muy pesada en el estómago y su cerebro se comprimió, tardó unos segundos entre la negación , la duda y el temor a ese tono que apreció en su voz. Se lo subió . Entristeció en lo más profundo de alma. Si se lo decía su médico es por que era lo correcto ¿No es así ?
<< Tonta ...>>
El doctor Marcelo Torrico barrió con sus oscuros ojos , rápidamente los pequeños pechos de su paciente de veinte años , acto seguido colocó el frío gel en su pecho y tomó el transductor sectorial que lo presionó contra su pecho.El doctor miró la pantalla y tecleó algunos botones con la mano que le quedaba libre. Leticia Lobo ignoraba su situación mirando al techo y asintiendo cada vez que su doctor indicaba, haciéndose el tonto, cada vez que aparecía una válvula de su corazón en la pantalla. Quería ser cubierta por el pensamiento de que si lo ignoraba se sentiría mejor, trataba de acomodarse a la situación , era como una maldición de instinto de supervivencia. Estaba paralizada y no podía escaparse. Si lo decía su doctor estaba bien ¿ No es así? Leticia Lobo entristeció nuevamente. El doctor Torrico estaba calmado y le dijo donde tenía el problema. Leticia tomaba su voz como una distracción para salir de su estado de denudes. No conseguía sentirse cómoda. Ni las palabras ni sus pensamientos lograban cubrirla. << Mierda... >> Al final de la prueba Marcelo Torrico le indicó que lo que tenía no era nada grave y se podía vestir. Le dio unas servilletas para que se sacara el gel del pecho. Leticia Lobo se vistió lo más rápido que pudo ignorando que el médico la observaba entretenido desde su silla. Le entregó los estudio en mano. Leticia Lobo miraba al piso , le dio las gracias y se fue.
Camino a su casa pensaba en lo que había pasado y se sintió furiosa consigo misma al hacerle caso a ese cerdo hijo de puta y por qué no reaccionó sabiendo que el viejito, su antiguo doctor, le había dicho que no era necesario.
Al llegar a su casa Leticia pasó por la cocina como si fuera una sombra, Leticia miró a su madre con el rabillo del ojo y dirigió su mirada al piso. - Hola, Leti ¿ Te pasa algo? - Le preguntó extrañada - No , mamá, estoy bien - se dirigió a su cuarto y miró pensativa los resultados del estudio.
Después de unos minutos Leticia Lobo salió como una flecha de su cuarto, su madre que seguía en la cocina la miró perpleja. Dio un ligero portazo cuando se fue de su casa. Caminó sin rumbo hasta llegar al parque.Empezó a caminar por el verde pasto, el día estaba nublado y hacía bastante frío. Encontró un banco donde se sentó y miró fijamente el congelado paisaje.
Se puso a pensar. Se sentía muy estúpida por haberle hecho caso a ese cerdo hijo de puta que quería verle su pobre par de pechos. Se sintió ultrajada y al haber recibido el resultado del estudio le daba la impresión de que esos papeles no eran mas que un pago por haberse subido el sostén . Se sintió tremendamente vacía , impotente y sin protección. No tenía a nadie a quien confiarle nada. Su mundo era infinitamente solitario.
Por lo menos tenía la esperanza de estudiar algo que le gustaba.
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Mariposa Escarlata (Seikeigekai)
DiversosLeticia es apática en lo que se refiere al amor por ciertas experiencias vividas . Descubrirá con asombro la existencia de una persona en quien, inconscientemente ,depositará cierta confianza.