-Ya basta! ¡Marie, es demasiado!- me qieje, arrojando todos los vestidos al suelo- ¡Solo es un hombre!
-¡Claro que no!- exclamo Marie- ¡Es el presidente de francia!
-Como sea- repliquè, furiosa. Estaba harta de toda esta vida.
Cuando a Papà se le antojaba, a mi tambien me obligaba a cenar con todo politico que se le ocurriera. Y cuando eso ocurria, tambien me mandaba a vestir ¡Como una dama! decia èl y eso lo detestaba. Pero tambien comprendìa que era parte de ese trabajo y por eso lo hacia. Con un suspiro dejè que Marie, mi nana de toda la vida, me pusiera el vestido. Era de color vino, hasta màs arriba de las rodillas. Me alzaba mucho mi buesto cosa que no me gustaba. Me hizo ponerme unos zapatos tacòn altos color plateados. Luego me sentò y empezò a maquillarme y peinarme. Odiaba esa clase de cosas. Preferìa estar con una camiseta, unos vaqueros, unos zapatos deportivos, mi cabello recojido y en mi moto. El transporte que tanto amaba. Era mi salida de escape. Siempre.
-Ok, preciosa. Estas lista- Marie dio tres pasos atras para verme mejor- Estas hermosa!- saltò. Alce los ojos.Odiaba caminar con tacos. Marie salio de la habitacion. Me quedè sola, pensando. No me gustaba nada la vida la vida que llevaba pero la aceptaba. Solo por mi padre. Mi madre murio de pulmonia cuando tenia 7 años. Desde entonces papà se encargò de cuidarme. Siempre he tenido todo lo que he querido. Nada me ha faltado pero eso no me hacìa una niña mimada. Mucho menos una nena de papà. Màs bien siempre que podìa donaba todas esas cosas a gente que en verdad la necesitaba. Por ejemplo un dia que iba de camino a casa en mi moto, vi a un niño que iba desclazo por la calle. Parè y le regale mis zapatos.Èl, sorprendido los aceptò. Esas clases de cosas me hacian sentor bien. Si era la hija del predidente no podia ser quisquillosa ni mucho menos egoista. Tenìa un pequeño apartamento en el centro de la ciudad. Papà me lo habia dado ya que queria vivir sola y aparte porque rea mi estudio. Me encantaba la escultura, la alfereria. Ahì creaba mis obras. La mayoria las vendia para pagar el alquiler y otras, las que màs me gustaban me las quedaba.Una vez por semana venia al palacio a visitar a papà.
Justamente este dia, el dia de mi visita, el presidente de francia queria cenar con papà. Claro, este aprovecho y me dijo, o mas acertado serìa decir, obligado a cenar con ellos. Marie habia pasado tada la tarde eligiendo los vestidos que tendria que usar.Me preparè para salir a la cena que concluirìa con un paseo por los jardines.
-liam?
-Dime- me virè hacua Harry
-Juls te necesita en su despacho ahora mismo
-Otra vez no- alcè los ojos.Me encaminè hacia allà.
-Suerte!- grito Harry a mis espaldas.Llegue y entrè
-Me necesitas?- pregunte
-Sientate- me indico. lo hice- Quiero que te prepares esta noche conoceras a tu custodiada
-Esta noche?- abrì los ojos de golpe
-Si. Despues de la cena. Me lo solicitò el presidente
-¿Por que hoy?- hice una mueca
-Escuchame bien, Payne- se acerco y me miro- Tù haces lo que yo te ordeno. Si digo que es hoy, es hoy. Si te digo que tires del tercer piso tu vas y lo haces ¿Te queda claro?
-Si- musitè
-No te escuche!
-Si, jefe- Me ppare y sali. ¡Demonios! Aùn creia que faltaban algunos dias pero no hoy justamente. Como detestaba mi vida. Cogì mis cosas y sali de la oficina. Fui a mi departamente a pensar como rayos le diria a una niñita de papà que serìa su guardaespaldas. Me tumbè en la cama mirando al techo. Este es el peor castigo que me pudieron haber impuesto.
