La Conferencia.

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Era un día lluvioso y ahí estaba Phoebe, con una sonrisa nerviosa, sin saber que esperar de ese día. ¿Pasaría lo que ella menos se esperaba o sería un día común? Pero en serio, nadie sabe lo que puede pasar de un momento a otro y menos un día como aquél, donde estaba a punto de entrar a esa conferencia con uno de los empresarios más exitosos del momento, Phoebe no lo conocía, nunca lo habia visto pero había escuchado mucho sobre Thomas Lewis. Ahora un poco sobre Phoebe Belladona: estaba en la universidad, con sus 19 años estudiando para ser periodista, su cabello rubio y sus ojos grises podían identificar muchas cosas con solo mirar tus ojos y estudiarte. Esta era una oportunidad que solo una vez se le presentaría, aunque siquiera hablaría directamente con Thomas ella estaba tan emocionada de verlo y escuchar como había llegado a tener el éxito que poseía.
-Ahora por favor pasemos al auditorio y tomen sus respectivos asientos dependiendo del número designado- Dijo una autoritaria voz que procedía de unos parlantes escondidos en algún lugar de aquél maravilloso techo de 6 metros de altura.

Phoebe tenía el número 14, con un poco de suerte y ella estaría al frente del escenario. En orden el numeroso grupo de estudiantes ingreso lentamente al teatro, un elegante lugar con unas butacas rojas numeradas y tal como era de esperar, la butaca de Phoebe estaba al frente del podio en el que estaría Thomas.

Ahora los nervios la atacaban y sus pálidas manos en las que sostenía la libreta y la anticuada grabadora temblaban. El podio estaba vacío hasta el momento en el que apareció un regordete señor, con mejillas sonrosadas y un poco ajetreado. Muy bien, Phoebe nunca habia visto a Thomas, pero estaba segura de que esperaba algo mas que aquél señor agitado. Un poco desanimada prestó atención:

-Buenas Noches, damas y caballeros. -Dijo con voz de falsete- Sin más preámbulo, con ustedes Thomas Lewis.

El corazón de Phoebe ahora sí dio un vuelco completo. Un joven que no aparentaba más de 21 años salió por uno de los costados, un cabello negro despeinado, aunque parecía que había tratado de controlarlo, un cuerpo esbelto y hermoso, piel pálida y unos ojos que miraban atentos estudiando todo a su alrededor, de un color verde hermoso. Sus manos estaban un poco inquietas, caminó con soltura y gracia hacia el podio para que dar inicio a la conferencia.

Misterio OportunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora