Helado.

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Al día siguiente, Phoebe se levantó en su habitación en la Universidad. Era sábado, un día soleado, esos días donde ves pocas nubes que se deslizan suavemente surcando el cielo, los pájaros salen y las flores se pavonean de su hermosura y era el día de hacer su trabajo. Genial, en otro contexto Phoebe estaría feliz de hacerlo, pero éste trabajo en específico implicaba escuchar la voz de Thomas, durante todo el tiempo que duró la conferencia.

Siquiera se permitió pensar en él. Se vistió y tomo un cuenco de cereales, de chocolate, su favorito.

Abrió su portátil y abrió un nuevo archivo, tomo su cuaderno de notas, se fijó en las indicaciones y la fecha de entrega de tan especial trabajo. Por suerte faltaban 2 semanas para esto. Tenía tiempo.

Decidió que ese no era el día de hacer el trabajo, era un hermoso día y debía disfrutarlo. A decir verdad, Phoebe nunca había sido de las típicas chicas; no era de esas que andaba en grupitos ni tenía una mejor amiga, sin embargo, trataba de hablarle a todos sus compañeros y llevarse bien con ellos. Para ella esto era importante, por algún curioso motivo. Cómo disfrutarlo era un pequeño dilema, no sabía que podía hacer para pasar el día de manera entretenida; decidió ir descartando posibilidades. Descartó la idea del cine, al igual que la de la pizzería. Ir a correr por el campus tampoco estaba como en su lista de actividades preferidas, aunque con alguien siempre era mejor; aun así, la descartó. De golpe se le vino su comida favorita: los helados. Nada mejor que ir a por un delicioso helado de Cheesecake para después ir con un buen libro a acurrucarse bajo la sombra de un árbol de la parte este del gran Campus. Listo, ya tenía el plan formado. Tomó su cartera, su libro favorito, celular (aunque para nada si nadie la llamaría), audífonos y llaves, puso todo en un pequeño bolso y se dirigió a la pequeña heladería que quedaba a dos calles del campus.

De camino se colocó los audífonos para iniciar la música instrumental que tanto le fascinaba, luego de dos canciones llegó y compró el helado. Decidió comerlo ahí mismo, que más daba. Ya era bien avanzada la mañana así que decidió irse hacia el Campus. Al llegar notó un pequeño revuelo de chicas en la entrada del aula de inglés. Su curiosidad la venció y se acercó a Casie, una de las buenas compañeras.

-Hey, Casie. ¿Cómo estás? - Preguntó Phoebe por educación.

-Hola. Estoy bien. -Contestó a su vez Casie, pero estaba distraída con lo que ocurría ya que al estar atrás no podía ver con claridad e intentaba elevarse de puntillas para lograr ver.

Suficiente cortesía, pensó Phoebe, directo al grano.

- ¿Por qué tanto alboroto por ahí? -Preguntó Phoebe

-Es que no lo ves, ¡es Thomas Lewis! Está aquí para ver las instalaciones del campus, escuché que su prima vendrá a estudiar periodismo la semana entrante. Él sólo quiere asegurarse de que todo esté en orden. - Murmuró rápidamente Casie.

Lo único que Phoebe pudo hacer fue abrir mucho los ojos e irse casi corriendo a su habitación; tal vez era su oportunidad. Tenía que intentarlo.

Misterio OportunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora