No pienses, Phoebe.

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Después de la despedida de Annabeth, Phoebe caminó hacía la residencia, entró en ella y cerró la puerta. Decidió ir a por un poco de yogurt y luego acomodarse su sillón preferido y empezar a leer. Consideró leer el libro lo habían dejado como lectura rápida en clases, pero en vez de esto eligió uno de sus libros favoritos el cual trataba sobre una pareja de distintas formas de vida. ¡Qué ironía! Aunque sabía que este no era su caso con Thomas, eso era imposible.

Una hora después de leer decidió detenerse y recordó su celular. Se preguntó dónde estaría Annabeth en aquel momento. Y si estaría con Thomas. Su mente empezó a maquinar muchas ideas como: si Annabeth le contaría a Thomas como fue su primera clase, le hablaría de su compañera de escritorio, si le diría que ella había parecido rara o no. Se preguntaba si Thomas sabría que era ella, Phoebe, o simplemente ya formaba parte del olvido y él siquiera la recordaba. En este momento Phoebe se dio cuenta que sólo necesitaba dejar de pensar otra vez. Aquello la estaba consumiendo. Para distraerse en otra cosa decidió levantarse e ir a por su celular. Caminó hasta la mesa donde se encontraba y se sentó de nuevo en el sillón, sin saber muy bien qué hacer. De una u otra manera sus pensamientos siempre regresaban a Thomas. Sabía que era muy estúpido pensar en él. Desbloqueó su celular inició sesión en Facebook, empezó a ver el inicio y luego la entrada de una solicitud de amistad llamó su atención, era de Annabeth, la cual aceptó. Pero esto sólo la hizo regresar a sus pensamientos. Frustrada de no poder pensar en otra cosa, suspiró y bloqueo su celular.

"Al diablo con esto, saldré a caminar y a despejarme un poco; tal vez hasta me encuentre con Casie." Pensó Phoebe.

Se encaminó a la puerta y se puso su cárdigan favorito devolviéndose un momento por su celular y audífonos. Salió y tomó una bocanada del helado aire que hacía fuera, al parecer ya era de noche y estaba frío. Se colocó los audífonos e inició la música, pero esta vez un poco más movida y subió el volumen para ahogar sus pensamientos.

Caminó un rato sin rumbo, para después de un rato terminar en la entrada de la residencia sentada en una banca. Al rato el movimiento de un carro llamó su atención, era un Audi negro reluciente. En el momento no pudo ver quién lo conducía, pero unos segundos después de frenar apagó sus luces y descubrió que su conductor era Thomas Lewis y a su lado venía Annabeth sonriendo.

Annabeth.

Annabeth estaba feliz, a pesar de lo humillada que se sintió en clases en la mañana, estaba feliz de haber conocido a Phoebe y de que ella probablemente querría ser su amiga. Le pareció una chica estupenda y amable, después de esto Thomas la había recogido y llevado a McDonald's, aunque estaba un poco lejos de la Universidad él la quería complacer y nada podía subir su ánimo de la manera que un helado con papas fritas lo hacía. Una vez que llegaron empezaron a charlar de todo de un poco, sobre cómo iba la empresa, sobre la familia y Rose; entonces llegó el momento de hablar sobre ella. Trató de no profundizar de lo ocurrido en clase y sólo mencionó a Phoebe, pero no por su nombre y lo amable que había sido. Llegó el momento de regresar a la residencia, esta sólo la habían alquilado temporalmente pues no sabían dónde viviría aún. Las opciones eran pocas.

Al estacionar el auto, Thomas apagó las luces y esto reveló la silueta de una chica sentada en una banca por la entrada de la residencia, Annabeth no tardó mucho en reconocer a Phoebe. Sin embargo, le pareció extraña la actitud de su primo. Thomas miraba con los ojos muy abiertos hacia Phoebe.

- ¿Qué pasa, Thomas? - preguntó un poco alarmada Annabeth.

-No, nada. - Respondió este.

Thomas volvió a ver a Phoebe, al mismo tiempo que Annabeth lo hacía y Phoebe les devolvía la mirada. Esta última se veía sorprendida.

-Bueno, Tom. Debo irme a desempacar, buenas noches. Nos hablamos y te quiero. - Se despidió Annabeth con un beso en la mejilla.

Seguidamente se bajó y Thomas, aún actuando raro, dio marcha atrás y se fue.

Annabeth giró y enfrentó a Phoebe.

-Hola, Phoebe. ¿Qué haces por acá? - Preguntó Annabeth.

-Sólo tomaba un poco de aire. ¿Cómo te fue con Thomas?

Annabeth inmediatamente notó que lo había llamado por su nombre. ¿Cómo lo sabía? ¿Acaso ella se lo había dicho? Decidió decírselo.

-Bien, supongo, se puso raro al final. Espera, ¿cómo sabes su nombre? -Annabeth vio que Phoebe se inquietó.

-Oh, vamos, Anne. Es Thomas Lewis el súper empresario, todos lo conocen.

-Claro, estoy siendo paranoica; jajajaja.

- ¿Dónde te estás quedando? - Phoebe preguntó.

-Alquilamos un cuarto aquí por un tiempo, pero aún no es nada seguro.

-Debe de ser un poco molesto, estar desempacando sin saber si te quedarás. - Respondió Phoebe.

-Sí, bastante.

-Demonios, ya es tarde y tengo unos trabajos por hacer, tengo que irme. ¿Nos vemos mañana? - Annabeth vio a Phoebe realmente alarmada.

-Sí sí, por supuesto. Buenas noches. -Dijo sorprendida por el cambió de Phoebe tan repentino.

Phoebe le dio un breve abrazo y se fue caminando apurada, dejando perpleja a Annabeth por lo rara que se había tornado la noche. Así que simplemente se encaminó a su residencia.

Phoebe.

"JESÚS, LO VI. VI A THOMAAAAAS." Pensó Phoebe al momento en el que entró a la habitación. En ese momento todo le parecía irreal, luego consideró lo ridícula que se veía y se tranquilizó. Pensó hacer los trabajos, pero se dio cuenta de que la idea era tonta así que mejor tomó una ducha. Después de esto se acostó y se puso a ver videos graciosos. Al instante le llegó una notificación de un mensaje de texto. Su estómago dio un vuelco y su corazón se aceleró. Aunque de seguro era Annabeth preguntándole sobre el libro que sacaron en la tarde. Sin embargo, ella sí había guardado el contacto y el de este mensaje era sólo un número, no identificado.

El mensaje decía:
"Hola, debo disculparme por no haberte contactado pero el trabajo me tiene hecho un lío. Me preguntaba si ya tienes listas esas preguntas. Si es así avísame, podría evacuarte dudas y me parece que quiero una amiga como tú. Buenas noches.

-Thomas Lewis."

Misterio OportunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora