CAPÍTULO 7- LA VERDAD

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El taxi se detuvo delante de un vertedero pequeño. Rina bajó de él y vio un camino que llevaba a un par de casetas abandonadas con campo alrededor. Sin pensarlo más, fue hasta las casas, pero no parecía haber nadie.

Miró en el vertedero, y caminó dos horas por el camino hasta que llegó a otra casa mas, también vacía.

Entonces sus esperanzas comenzaron a desvanecerse, pensando que tal vez se había estado ahí unos días y ahora estaba viviendo en otro lugar.

Ese idiota, podría haberle dicho algo. ¿Y si no estaba bien? Rina tenía muchas cosas en la cabeza, demasiados sentimientos que sacar y que no podía retener, demasiadas cosas que decir.

En medio de la nada, en el camino de tierra. Cansada y desesperada, bajó la cabeza y dijo casi gritando:

RINA: ¡Izaya! ¡Eres imbécil! ¡Por una vez que quiero estar con alguien, por una vez que encuentro a la persona que puede cambiarme, esta se va! ¡No sabía como estabas, ni con quién! ¡¿Por qué no me has respondido?! ¡Sé que tienes muchos más teléfonos! ¿Es esto una clase de prueba? ¿A caso también disfrutas viendo esta faceta mía?

Hace una pausa para coger aire.

RINA: ¡Me llevas de cabeza! ¡He escrito tanto este mes que casi ya he terminado la novela!

Estaba llorando, y se dio cuenta de que estaba haciendo un drama enorme de algo que tal vez no lo merecía, pero no podía evitarlo, porque por primera vez en muchísimo tiempo quería a alguien de esa forma.

RINA: ¿Me ves? ¡Has hecho que me sonroje, que ría, que llore! Te quiero, ¿vale? ¡Quiero estar contigo mucho tiempo! Debería haberte abrazado ese día. ¿Era eso lo que querías oír? ¡Ahora, sal!

Lo único que se movió fueron las hojas árboles por la brisa. No podía creer lo que acababa de hacer. Tenía ganas de pegarse por haberse comportado cómo una niña. No iba a conseguir nada si se quedaba ahí.

Ahora que había descargado sus sentimientos, lo mejor sería volver Ikebukuro, coger sus cosas y ir a su ciudad, con sus padres y su hermano. Olvidarse de Izaya. Y, si algún día decidía volver, bien por él. Es lo que siempre hubiera hecho ella.

Dio media vuelta y caminó por el mismo camino durante otras dos horas. Llegó a la estación de taxis y avisó al primero que vio. Subió en él y justo cuando iba a darle la dirección al conductor, otra persona subió en el mismo.
Rina creyó que soñaba, pero era muy real.

RINA: *le pega un puñetazo en el hombro*

TAXISTA: Eh eh, muchacha, ten cuidado con el pobre chico.

IZAYA: *se sacude el hombro* Ha pasado algo de tiempo, Rina-chan.

RINA: Has estado escuchando, ¿no? Has estado esperando a que viniera a por tí, ¿verdad?

IZAYA: Lo he oído todo.

El coche arrancó, la escritora no podía mirarle a los ojos.

RINA: ¿Por qué has hecho esto?

IZAYA: Al principio solamente quería estar un tiempo fuera, pero imaginé que si estaba más tiempo de lo normal vendrías a buscarme y podría escuchar lo que de verdad sientes.

RINA: Jugando conmigo... Bueno, al fin y al cabo, no soy más que un humano más para tí. Supongo que para tí es normal.

IZAYA: Suena mal si no dices así.

RINA: ...

IZAYA: Este tiempo me ha servido para pensar.

RINA: ¿Dónde estabas?

Vida con Izaya (Izaya Orihara y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora