Cuarenta y cuatro

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Hey, mejor amigo.

No hay mucho que contar desde la última carta. Después de todo hasta que me den de alta no puedo hacer nada más que tratar de soportar la comida del hospital.

Como si la paliza que me dieron no hubiera sido castigo suficiente.

Aunque, de hecho, si pasó algo importante. He hablado con mis padres.

No pude decirles por qué me golpearon tus amigos, no cuando hacerlo podía significar que descubrieran mi sexualidad.

Pero si les dije quienes fueron, uno por uno, con la esperanza de que no se salieran con la suya.

Pero cuando estaba por decirles tu nombre algo me detuvo. Fue el recuerdo, el recuerdo de aquella mirada que me diste y que dolió aún más que todos esos golpes.

No pude decirles que también estabas tú.

No lo entiendo West, sé que te odio pero entonces... ¿por qué no les dije?

Chris.

Hey, mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora