Hey, mejor amigo

Sesenta y cuatro

Hey, mejor amigo.

Ha pasado una semana desde que descubrí porque te alejaste de mi, una semana desde que por fin cerré lo que tenía contigo.

En un principio estaba furioso. Grité, lloré y grité de nuevo toda la noche en la que hablamos por última vez. Rompiste mi corazón, es verdad, pero también me diste motivos para repararlo.

Esa noche, descargue todo lo que alguna vez sentí por ti, y entonces me sentí libre.

Ya no pienso en ti, ya no me preocupas y tampoco siento culpa por ignorarte. Parece que tú lo has entendido también, porque ya no has vuelto a buscarme en la escuela.

Quizás es lo mejor, de haberlo hecho no te habrías librado de la furia de Andrea. O de la mía...

Dicen que el odio nunca soluciona nada, que solo genera más dolor, pero yo no me siento así.

Siento que ahora por fin no tengo nada que me impida seguir con mi vida. Y todo gracias a ti.

Al final, ha sido bueno que fueras un maldito imbécil.

Chris.