Lo que es la vida...

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Ese hola fue el inicio de lo que pudo ser algo perfecto, con mucho pavor le dije quien era y, su respuesta fue una de las cosas más tiernas que pudo alguien hacer por mí, Mason era tan lindo en esos momentos. Jamás llegó siquiera a importarme que él estuviera metido en drogas ya que, sentía y esperaba dentro de mi ser que él las dejara al poco tiempo.

Luego de unas cuantas charlas, yo, pues, comencé a decirle el por qué le escribí tan repentinamente (luego de "odiarnos" así) y antes de decírselo del todo, creo que él se dió cuenta. Fue de lo más lindo en esos tiempos; hablábamos por horas de todo lo que queríamos hacer juntos, incluso soñábamos el uno con el otro, anhelando el día de vernos; yo no acostumbraba a salir con él desde su partida, aunque el seguía frecuentando el residencial; nunca coincidimos.

Notas de voz, mensajes, fotos, en eso se resumía nuestra "relación"; pero luego, sin habernos visto siquiera, él, comenzó a hablar de cosas que yo no esperaba, nos encontrábamos en la edad de la presión de grupo (no me refiero a las drogas) el comenzó a esperar cosas de mí; solía decirme que me amaba tanto como yo a él, pero que quería que se lo expresara de otra manera; se tornó frío cuando le dije que no, el amor que supuestamente él sentía comenzó a desaparecer. Decía que yo realmente no lo amaba, que mi amor era una tontería; incluso dijo que yo era falsa, recuerdo a la perfección como ese día dijo:
-No sé como dices amarme y te cuesta que lo hagamos juntos; eres falsa, eres tan falsa como la alegría en navidad, realmente no sé porque te esfuerzas en hacerme creer ese supuesto amor que sientes si no puedes hacerlo conmigo, rayos, ¿Qué pasa contigo?

Fue una de las peores cosas que pude leer en mi vida.

Esa semana, literal, LITERAL, lloraba hasta quedarme dormida, llegué a perder el hambre, no tenía ánimos de nada, sólo fingía ser fuerte en las mañanas al despedirme de mi papá y llegar al colegio, para luego romper en llanto. Todos mis amigos y amigas solían decir que no llorara por esa tontería, que no valía la pena, pero luego de 8 años eso no es fácil, sí, así es, 8 años de conocernos, 8 años de amarnos tanto, bueno, al menos yo lo amé; sin importar lo que pudo sentir o decir, a pesar de eso lo amaba, lo amo y prometí amarlo siempre. Esa vez también prometí que aunque lo amaba con toda mi alma, tenía que aprender a vivir sin él, borré sus fotografías, lo arranqué de mi diario, eliminé conversaciones e incluso su número; pero todo en vano, lo pensaba todo el día, todos los días, no hay un día en que no le piense.

Tú allá, yo aquí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora