Descanso y regreso

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Una  tarde luego de regresar del horrible viaje a la playa al que mi madre me obligó a ir, pasamos a comer a casa, cuando mi madre decidió que debía quedarme con ella ya que estaba de vacaciones. Fue entonces cuando convencí a mi madre de que le pidiera a mi papá el móvil; lo hizo con la excusa de que no me podría comunicar con el sino me lo devolvía. Luego de estar rogándole, por fin, aceptó; tomamos dos maletines, empacamos algo de ropa y tomamos camino a casa de mi madre.

Una semana fue la que tuve que permanecer en esa casa tan fría e infernal, donde lo único peor que el frío era la compañía tan desesperante que tuve conmigo. Estuve alrededor del 85% del tiempo encerrada en mi habitación para no tener que convivir con la que se hacía llamar mi prima, y que, aunque solo tenía 3 años, tenía la capacidad de desesperarme completamente en menos de lo que podrías decir "rayos".

Era algo irónicamente triste el haber recuperado mi móvil, pues dado que me habían asaltado, todas mis cosas se habían perdido, no estaban ni mis imágenes, ni mis mensajes, ni mi música, no había ningún registro de algo que diera indicios a que el móvil ya había sido utilizado.

Me costó mucho poder recuperar mis aplicaciones, tuve que pasar toda la semana pegada a la ventana porque era la única señal de Internet que lograba filtrarse en la casa ya que era un tanto vieja, los pisos de madera hacían una leve interferencia y encima rechinaban horrible.

Okay, luego de esa semana tan trágica y desastrosa, ya que estaba en mi amado hogar, mi padre ya dejó de protestar por mi teléfono. El siempre es muy dulce conmigo.
La única razón de haberle ocultado mi visita a Mason es que, no por decisión propia, soy única hija y para él siempre he sido su niñita y, peor aún, mi padre siempre detestó a Mason por ser un busca-problemas (además de encantador).

Mason nunca fue de esos que te avisan algo, pues, cierto día, luego de varios depresivos días; decidí que necesitaba salir por aire fresco, pedí efectivo a mi padre, tome mis llaves y me marché; iba realmente feliz por haber decidido salir al fin, cuando de repente, en una esquina, Ahí, de pie, estaba Mason con esa sonrisa tan perfecta, viéndome desde ahí, dejándome inmóvil a media calle.

Tú allá, yo aquí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora