¿Para quién soy?

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Al verte tan incesante de amor, de locura, mi prosa sólo sabe agachar la cabeza y levantarla con amargura, con inconformidad, y, volando libre en tus ojos un día, aprendí yo a soñar, a nadar en la inhóspita pero curiosa lujúria, que poco a poco consumió a tan apasionado puro, que expandió ideales al azar sediento de aquellas bellas piernas alborotantes, borracho de tan jugosos labios y tan sensual perfil anémico y morboso, pero sutil y romántico a la hora de vivir en el jardín con sábanas, y fué ahí en donde descubrí, que el amor es sólo otra página titulada, soy sólo para tí.

Nubes de vinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora