15- Butterflies

17.2K 1.8K 1.3K
                                    

Abrí los ojos del sueño más raro que había tenido en mucho tiempo (de por sí los sueños son raros, pero éstos eran simplemente inentendibles), sintiendo que mi mejilla se aplastaba contra algo que respiraba. Cuando hube estado del todo despierta, me quedé quieta como una estatua y traté de sentir cada punto de mi cuerpo que tocaba el de Yoongi. Mi mejilla en su costilla, mi mano aferrándose a la tela de su ropa, mi torso pegado a la parte de su cadera y mis piernas echas un ovillo junto a las suyas. Pestañeé rápidamente para ganar claridad y admiré en silencio aquella escena, totalmente nueva y... sencillamente hermosa. Me separé un poco para contemplarle el rostro: Yoongi dormía plácidamente, con los labios un poco entreabiertos y el cabello totalmente despeinado sobre la frente. Noté que el muchacho se había quitado la chaqueta y tenía el cuello y la frente perlada de sudor (probablemente por el calor que emanaba mi cuerpo durante la fiebre). Sin embargo, y por muy tonto que suene, el verlo así, tan tranquilo, dormido como si estuviera exhausto, bañado en un sudor fino entre sábanas revueltas, me hizo pensar... 

No me sentía tan acalorada como antes, ni me sentía tan débil, así que supuse que la fiebre habría bajado. Aún así, casi pude notar el calor que emanaba de mis mejillas enrojecidas. ¿¡Cómo podía tener ese tipo de pensamientos con Min Yoongi!? El muchacho se había quedado dormido, eso estaba claro, junto a una persona que volaba de fiebre. ¿Cómo no iba a estar bañado en sudor?

Traté de alejarme un poco más, de despegar su cuerpo del mío; pero le muchacho entre sueños frunció el ceño a modo de queja y estiró los brazos para amarrarme como un koala. 

Abrí los ojos como platos y me concentré en respirar con lentitud. No podía despertarlo, ¡no quería despertarlo! Quería quedarme así todo el rato, aunque mis pensamientos pervertidos y la cercanía del muchacho me enloquecieran.

Apreté la mandíbula con fuerza cuando sentí su pierna deslizarse entre las mías y traté de moverme un poco, sólo unos centím...

Yoongi abrió los ojos y retiró un poco la pierna, pero no aflojó el abrazo.

-¿Cómo te sientes?-ronroneó, con voz ronca y grave.

Una oleada de mariposas me subió del vientre al pecho. ¿Por qué de repente Yoongi... me hacía tanto efecto?

Como no respondí, el muchacho levantó una mano y le apretó contra mi fiebre.

-Debes tener febrícula-se giró y rebuscó algo junto a la cama, en el suelo-. La fiebre ha bajado un poco.

Cuando volvió a mi lado apenas vi que sostenía el termómetro, antes de que me lo pusiera en la boca.

El muchacho apoyó el codo sobre la almohada y la cabeza sobre la palma. Tenía los labios y los ojos levemente hinchados, casi gatunos. El cabello despeinado y la purpurina medio barrida seguían allí.

Min Yoon Gi estaba muy fuerte. 

Muy pero que muy fuerte.

Cuando el termómetro pió me lo quité yo misma de la boca y lo leí.

-Febrícula-dije, y me sorprendí de que mi voz sonara tan temblorosa y aguda-. Treinta y siete.

Yoongi me arrebató el termómetro de la mano para leerlo (como si no se fiara de mí) y, antes de volver a dejarlo en el botiquín junto a la cama, me dedicó una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Crees que a mis padres les agradaría más si fuese médico que rappero?-inquirió con los ojos brillantes aunque adormilados.

Me aparté un poco del muchacho, hasta que toqué la pared, y negué con la cabeza sin saber bien qué responder. Me envolví en las mantas y me quedé allí, mirándolo a la espera de no se qué.

Eh, Pabo! [Min Yoongi]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora