23- Se terminó

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-Ay, nena-comentó Tessa por lo bajo, aplastándome un pañuelo descartable contra la nariz.

Lo tomé y me soné haciendo mucho ruido.

-Mierda, creo que me resfriado-murmuré.

Daemon, que yacía parado y de brazos cruzados más allá, frunció el ceño como si lo que estuviera diciendo fuera una completa estupidez.

Loui bajó su teléfono del oído, cortó la llamada y lo dejó sobre la mesa.

-Listo, ya le he dicho-me trató de sonreír-. Se lo ha creído.

Asentí y miré hacia la gran ventana de la habitación de Tessa para ver cómo el sol de a poco amanecía y se iba colando dentro, iluminándolo todo con una potente luz naranja.

Daemon había aceptado la invitación, tras insistirle mucho, de venir a acompañarnos. Nadie tenía nada mejor que hacer al otro día, y yo no pensaba pasar aquella noche bajo el mismo techo que el imbécil de... él, así que habíamos decidido mirar algunas películas de miedo para estabilizar las emociónes. Al principio funcionó, mis músculos se mantenían rígidos, en alerta, por si aparecía algún monstruo en medio de la pantalla de la TV. Sin embargo, después de terminar la segunda película de miedo, todos los recuerdos volvieron de sopetón y había pedido un minuto de soledad en la habitación de Tess para echarme a llorar. Por supuesto, los tres irrumpieron en ésta para tratar de consolarme y decirme cuán imbécil era el innombrable y cuán poco me merecía. Yo daba razón a ello porque, después de todo: ¿realmente me merecía que jugase así conmigo?

-Tal vez en otra vida le hice mucho daño-dije, con el pañuelo en la mano y la vista tildada en algún punto de la pared violeta.

Daemon se rió y yo lo miré con cara de pocos amigos.

El muchacho dejó de sonreír.

-Tal vez estoy pagando por lo que hice en mi vida pasada-murmuré, volviéndome a sonar la nariz con expresión seria. Me parecía un tema serio-. Así que lo que debo hacer ahora es arreglar las cosas para que en la próxima vida no nos llevemos tan m...

-Lo que debes hacer-me interrumpió Loui, algo enojada- es mandarlo a la mierda y salir con otros chicos.

Daemon apartó la mirada, como si de repente el tema le incomodara.

Me dejé caer sobre la almohada de Tess.

-¿Cómo puedo hacer eso, eh?-solté un bufido-. Sabes que me gusta.

-¿Y a él le gustas?

Tessa la regañó con la mirada, pero a Loui no parecía importarle. Su golpe de realidad me hizo encogerme como si me doliera, pero pronto comprendí que...

-No.

Sonó como una gota de agua cayendo en el más profundo silencio. 

Había terminado de golpe conmigo, diciendo que era irritante y dándome una canción de letra dudosa; y luego lo había visto aceptando un beso de Camille como si... Como si no fuera el primero. Tan sólo pensar en que no había sido su primer beso me hizo apretar la mandíbula. ¿Y si ya estaban saliendo? ¿Y si fue por ella que él decidió terminar conmigo? Miré a Daemon. No les había dicho con quien lo había visto besarse, sólo "una chica". Creo que los tres imaginaron que era una desconocida para todos. Pensé en Yoongi acariciando mi piel, besándome con lentitud, haciéndome sentir cosas que jamás había sentido... Cerré los ojos con fuerza y agaché la cabeza. Al único que no conocía allí, era a él.

Un teléfono comenzó a vibrar sobre alguna mesa, y sólo supe que era el mío cuando Tessa lo acercó pacientemente a mi y susurró que era mi madre.

Eh, Pabo! [Min Yoongi]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora