Abrí la boca en un bostezo, mirando a través del cristal del almacen. La noche había caído a eso de las seis de la tarde y la calle poco iluminada parecía casi desierta. En eso, oí cómo la campanita de la puerta tintineaba cuando ésta se abrió, dando paso a una ancianita que rápidamente se dirigió a la heladera de las bebidas alcohólicas. Enarqué las cejas.
La semana había transcurrido tranquila y sin demasiadas alteraciónes. Todo el instituto se había enterado, pese a que las demostraciónes de amor en ámbito escolar eran escazas, que Yoongi y yo estábamos en algo. De repente las chicas nos miraban hablar con ojos ensoñadores, Daemon apenas si me hablaba (como si se sintiera avergonzado) y Camille no paraba de ponerme los ojos en blanco o hacérme saber, de mil formas distintas, que mi presencia se le hacía más que intolerable. Mi madre no había conseguido su antiguo trabajo, pero yo sí había conseguido mi ex trabajo de media tarde como cajera en el almacen del barrio. Ya era viernes, y me veía completamente libre de exámenes y obligaciónes pues el receso de invierno había comenzado.
Cuando la anciana puso dos botellas de whisky sobre el mostrador, la miré seguramente con la expresión desencajada pues se apresuró a decir:
-Tengo algunos dolores de cabeza.
Asentí sin mediar palabra y acepté el dinero de la mujer. Le di su vuelto en monedas y la vi marcharse con ese típico paso increíblemente adorable que tenía la gente mayor.
Mi teléfono vibró y lo desbloqueé con la habilidad de una gacela.
Yoongi: ¿Dónde estás?
Dudé. No quería confirmar el que estuviera trabajando, me daba un poco de pudor que Yoongi lo supiera.
¿A qué viene tanto control?
Yoongi: Quería invitarte a comer algo.
Sonreí y di un pequeño saltito estúpido.
No lo sé, estoy un poco ocupada ahora mismo.
Yoongi: ¿Ocupada? ¿Sin mi? ¿Eso qué podría ser?
Yoongi: ¿Estás comiendo bien? ¡Come bien, por favor!
Eres como mi madre, ¿lo sabías?
Yoongi: Pero mucho mas sexy... Sin ofender, claro.
Yoongi: ¡Estamos de vacaciones! Dedícale más tiempo a tu novio, pabo.
Novio. Me temblaron las piernas.
Yoongi: Pasaré por ti, dime dónde estás.
A las 7:00 en casa.
Yoongi: Ahí estaré. ¡Usa ropa caliente! Cenaremos afuera.
Lo que tú digas.
Bloqueé la pantalla del celular, me lo llevé al bolsillo del pantalón y recogí mi abrigo para pasarlo por mis brazos con pereza. Me observé a la pantalla del escanner y traté de acomodarme un poco el cabello. Necesitaría un poco de maquillaje para ocultar la falta de sueño bajo mis ojos.
Me senté a esperar como una buena niña, hasta que oí la campanita tintinear nuevamente y vi a Charlie, el dueño del almacen, entrar con el rostro enrojecido del frío.
-¿Qué hay, Junie?-inquirió. Le sonreí a modo de respuesta-. Has hecho bien-agregó, tendiéndome un sobre cerrado.
-Gracias-murmuré, y dejé mi banqueta para casi correr hasta la salida del almacen con la felicidad y la ansiedad de una niña pequeña.
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Eh, Pabo! [Min Yoongi]©
Fiksi Penggemar*Pabo es una palabra coreana que significa "estúpida, tonta" Mi madre ha conseguido trabajo a tiempo completo gracias a la Presidenta Min, por lo que debemos mudarnos a su mansión en las afueras de la ciudad. Todo habría sido maravillo...