Capítulo 6.- ¡Se casó!

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-Alexa-

Después de aquella "pequeña" calentura que tuve, me dio infección en la garganta acompañada de un amigo súper histérico.

Aaron se pasó su hora del descanso para buscarme cualquier tipo de remedio casero para quitarme la infección.
Más tarde fui con el doctor, me recetó algunas pastilla. Todo esto sucedió ayer.

Hoy iré a la escuela, el dolor de garganta había disminuido.

Llamé a Aaron para que venga por mi.

-Hola enana de my Heart. ¿como éstas? ¿mejor? ¿peor? ¿necesitas algo? ¿tiene...

-!!Hola Aaron!! -lo interrumpí. Dios, hablaba muy rápido y me estaba mareando.

-Lo siento -dijo riendo.

-No te preocupes por mi, estoy bien pero necesito chofer para ir a la escuela. ¿Te apuntas?

-¿Te sientes lo suficientemente bien para ir a la escuela?

-Si Aaron.

-Esta bien, paso por usted en 30 minutos, señora. -dijo, con una voz demasiado gruesa fingiendo ser un chofer.

Este loco.

-De acuerdo, 30 minutos en punto, ni un minuto más ni menos.

-Si, señora.

- Bueno... Chofercito, ¿de paso me compras un Carlos V? -él rió.

-Te Aprovechas de mi nobleza. Bueno... Al menos esta ves no tengo que comprar todas las marcas que vea. -reí como loca.

Aaron llego exactamente en 30 minutos, no entiendo como lo hace.

-¿Te burlas de mi? -le pregunté apenas lo vi.

-Hola amor mio. Buenas tardes, ¿cómo amaneciste el día de hoy? Oh! Que bueno, yo amanecí de la misma forma -dijo muy rápido sin dejarme responder.

-Lo siento... Hola princeso, buenas tardes. Amanecí increíblemente bien, ¿y tu?. -él rió.

-Así me gusta. Por cierto, no me burlo de ti. ¿porqué lo preguntas?

-Porque llegaste exactamente en 30 minutos.

-Sabes que soy muy exacto, además tengo contado el tiempo. Por ejemplo, de mi casa a la escuela son cinco minutos exactos; de mi casa a la escuela de mis hermanitos son 10 minutos; de mi casa a la tuya son 14 minutos. Nunca falla. -Vaya. Me entregó una barra de chocolate. -Aquí tiene su chocolate señora.

-Señorita, por favor.

-Ja! Eres una señora. Estas más vieja que todos los integrantes de ACDC juntos.

Lo golpeé por eso.

Llegamos a la escuela y, como siempre, ahí estaban sus admiradoras. Algunas creían que no se les notaba que babeaban por mi amigo pero era tan obvio que hasta un ciego lo sabría.

Pero hoy había un cambio. En la entrada junto a las mocosas desesperantes estaba "pastelito", o bueno, así le llamaba Aaron pero no sé cual es su nombre real. Se veía furiosa y era más que obvio que estaba esperando al chico que está a mi lado.

-¿Qué le hiciste ahora? -Le pregunte señalando aquella chica para que me entendiera.

-¡agh! No le he hecho nada, lo prometo. Confía en mi. -dijo poniendo una mano sobre su corazón.

-Confió en ti, pero no en la pastelito.

-No te preocupes nena, hablaré con ella para saber que quiere. Te veo en el descanso ratoncita.

-!Hay por favor, no estoy tan bajita! -él se fue riendo y agitando una mano hacía a mi en forma de despedida.

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Voy a morir, juro que voy a morir.

Estaba en una esquina de mi salón llorando como una loca. Mi amigo Neil trataba de consolarme pero cuando notó que no podía hacer nada se alejó.

Necesitaba a Aaron.

Y como si lo hubiese invocado, él apareció.

-¿Qué es lo que pasa Alexa? ¿Qué tienes? ¿Qué esta mal? -preguntó. Estaba asustado.

-Mira Aaron -le enseñé la pantalla de mi celular -¡Se casó! -comencé a llorar de nuevo. Puto dolor de garganta que hace que me sienta mal y me ponga toda sensible.

Aaron se relajó.

-¿Porqué me haces esto? Entiendo que Andy Biersack sea tu ídolo y, según tu, el amor de tu vida pero no me hagas esto. Sabes que me pongo paranoico cuando estas así, pensé muchas cosas. Alexa casi me matas... -lo abracé haciendo que dejara de hablar.

-Lo siento, pero no puedo creer que se haya casado con la puta de Juliet Simms. -y... Volví a llorar. Aaron me abrazó más fuerte.

-ssh, ssh... Tranquila nena. Solo recuerda que él es humano y debe hacer su vida cómo cualquier otra persona. Tú también tienes que hacer tu vida, además él es un famoso, ni siquiera estamos seguros si lo conocerás algún día. -Él me hablaba pacientemente, como si estuviese hablando con un niño.

-Si, lo sé, pero aún así duele. ¿Acaso a ti no te dolería si Emma Watson se llegara a casar algún día? -me miró con horror.

-¡Dios! No digas esas cosas que me lastimas -dijo en tono gay, lo cual me hizo reír. Él sonrió. -Eso no va a pasar. Ella es mía.

-Bueno, Andy también era mio y mira que sucedió.

-Tranquila, ya no llores. Toma. -me dio un chocolate de la marca Crunch. Lo miré extrañada. -Tuve una corazonada. Mi instinto materno me dijo que necesitarías mucho chocolate hoy. -Reí como loca.

Amo a este tipo.

Exquisita ContradicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora