Exquisita Contradicción

Capítulo 1.- La miro y babeo

The best things in life, come with a price. The star that burned so bright, faded the fastest...

6:00am. La alarma me exigía que me levante. Odio y amo a esa perra. Odio que me levante por las mañanas y la amo por tener como tono a Black Veil Brides y a la sexy voz de Andy Biersack.

Me levante de la cama y me metí al baño a hacer mi necesidades, bañarme, bla, bla, bla.

30 minutos después, salí del baño en ropa interior. Me puse un pantalón de deporte negro, una blusa blanca y tenis para correr blancos con rojo. Me miré al espejo de cuerpo completo que estaba en mi habitación. Lucía bien, soy ese tipo de chica bajita que mide al rededor de 1.53 de estatura, cabello negro, lacio y corto hasta los hombros, piel morena y con curvas en los lugares adecuados. No soy fea, de eso estoy segura. Salí de mi cuarto y fui a la cocina. Ahí estaba mi madre haciendo el desayuno.

-Hola mamá, buenos días- dije, sonriendo un poco demasiado.

-¿Ahora qué te traes?- me miró sospechosa. Ash, entiendo que no sea así siempre, pero no estoy planeando nada malo.

A no ser...

-agh! No traigo nada, solo tuve un buen sueño- un sexy y apasionado sueño- esta noche.

-uhm- dijo. Sí, amo a esa señora, pero a veces me saca de quicio.

-¡Sólo olvidalo y dame de comer mujer!- moría de hambre y tenía que salir de casa en 20 minutos si es que no quería llegar tarde, y bueno como yo me tomo mi tiempo comiendo, pues solo diré que mientras más pronto me sirvan, más rápido terminaré.

-Aquí tiene patrona- me miro seria sirviéndome un plato con huevos estrellados y arroz. Oh Dios, que delicia.

-Te amo!! Gracias mami- ella me sonrió satisfecha.

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Hoy era martes, lo que significaba que tenía deporte a las 8:00am (por eso me levanté temprano). Mi hermoso y amado deporte era el Basketball.
Caminé hacia las canchas donde estaba el maestro Doblas (el entrenador y maestro de matemáticas) con el equipo.

-Muy bien niños, comencemos a calentar- oh! Como odio hacer ejercicio, pero lo vale.

Después de esperar a que todos terminen de llegar para hacer unos cuantos ejercicios de calentamiento, hacerlos y descansar cinco minutos, el maestro formó dos equipos y comenzamos con el entrenamiento.

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Llegue a casa como a las 10:30am. Entre a mi habitación y me acosté sobre mi cama. ¡Rayos! Que cansada estoy. Estaba a punto de dormirme pero me levante, tenía tarea que hacer y también tenía mucha comida que comer. No es un secrete el hecho de que me encanta la comida, es más, si fuera posible me casaría con la comida. Ahora que lo pienso, quedaría viuda.

Son la 1:30pm y estaba esperando a que mi mejor amigo llegase para que entremos juntos a clase. Ese imbécil siempre llega tarde.
Después de unos 20 minutos, él llego. Se llama Aaron, a sido mi mejor amigo desde la primaria, es guapo e inteligente pero muy irresponsable. Su cabello es (como él siempre dice) castaño claro, sus ojos son de color verde o al menos eso es lo que parece porque siempre cambian de color (a veces verdes, a veces grises o incluso de un azúl verdoso o grisáceo), piel blanca, alto, cuerpo delgado y musculoso. Siep, mi mejor amigo es sexy. Pero que ni se entere de que estoy pensando esto, puff, su ego aumentaría a un nivel más elevado, si es posible.

-Por fin! Pensé que nunca llegarías- le dije molesta, odio esperar.

-Lo siento nena, tuve que llevar a los mocosos a la escuela- se refería a sus hermanitos, Christian y Angeles.

-uhm, esta bien, vamos a entrar- dije.

-¡Espera!- dijo alarmado lo cual hizo que me asustara.

-¿Qué, qué pasa?- dije alterada.

-¿Y mi abrazo?- dijo haciendo pucheros y agrandando sus ojos. Siempre que hacía eso me recordaba a el gato con botas.

-Idiota me asustaste- le di un golpe en el hombro y después lo abracé.

-¿Feliz?-

-Sí, ahora mueve el culo que por tus inmensas ganas de darme amor estamos atrasados y no ocuparemos las buenas sillas- dijo con una sonrisa burlona. Ese maldito.

-Idiota-

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-.AARON.-

Estábamos en la hora del descanso, Alexa y yo nos adelantamos para poder comprar algo en la cooperativa antes de que todos se junten y bueno, evitar que muera. Tengo claustrofobia, si es que se le puede llamar así a mi fobia. Me ponen nervioso los espacios cerrados, sí, pero me pongo mal cuando una multitud se pega junto a mi, simplemente no me gusta estar rodeado de mucha gente.

-¿Qué pido?- preguntó la enana junto a mi.

-Una hamburguesa y una Coca-cola. Muero de hambre-

-De acuerdo-

Después de comprar fuimos a las canchas, siempre nos sentábamos en la cancha más grande la cual era de pasto y no de concreto como las otras. Hay lugar donde sentarnos justo al final de ésta, es nuestro lugar y si alguien se atrevía a sentarse ahí le tirábamos un hechizo, sea quien fuese si se sentaba en nuestro lugar le daría SIDA por puto.

-Toma- me dijo dándome mi hamburguesa.

-Gracias- dije.

-¿Haz hablado con Corey?- dijo algo esperanzada.

-Sí, él está bien, no te preocupes pequeña niña enamorada- dije riendome al final.

-Estúpido mi dignidad idiota- dijo antes de golpear mi hombro.

-Oh tranquila boxeadora- No podía dejar de reírme por la cara que ponía. Fingía estar ofendida.

-Ya idiota-

-Ok, ya me calmo- dije, levantando mis manos dando a entender mi rendición.
Ella suspiro y luego se acostó acomodando su cabeza en mis piernas. -Oye! Yo quería acostarme-

-Querías- agh.

Después de cinco minutos de silencio decidí romper el hielo.

-¿Porqué aún no le dices lo que sientes? Es más que obvio que le gustas. Cuando te ve babea, en cerio.- dije, animándola. Ella me había contado su sueño nada inocente que tuvo ésta noche así que solo pensé "si tanto lo ama, ¿porqué no decírselo?"-Olvídalo Aaron, ella jamás lo hará- mi subconsciente tiene razón, ella es terca.

-¿Qué? Eso no es cierto-

-.Corey.-

La estoy mirando como un idiota. Es que... ¡Dios! La miro y babeo, no puedo evitarlo.