Capítulo 10.- Noche de chicas

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Advertencia... 

Se les avisa que este capitulo contiene violencia y lenguaje vulgar. Lea bajo su propio riesgo y den gracias que no contiene nada sexual...

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-.AARON.-

Sonará gracioso pero, en este momento, me siento como si hubiera presionado un botón de "pausa".

Corey y yo mirábamos como esa mierda andante llamada Connor intentaba forzar a Alexa. También habían otros cuatro malditos al rededor.

No pude resistirlo más.

-Ese bastardo -Estaba demasiado furioso, incluso Corey parecía algo asustado de mi.

Agarré un tubo de metal que estaba tirado cerca de la entrada del callejón y sin pensarlo me acerque al primer tipo y lo golpee en la espalda.

-¡ah! -Gritó de dolor alarmando a los demás. Peleamos un poco más, hasta que él cayó al piso golpeando su cabeza demasiado fuerte. Voltee a ver a tras y me di cuenta que Corey había desaparecido.

<<Mierda, no me digas que me abandonaste en un momento así. Maldito Corey hijo de puta.>> pensé.

Miré a Connor. Sólo se burlaba de mí.

-Tu sigues pedazo de mierda- Amenacé a Connor pero él sólo se río de mi mientras Alexa lloraba y sus otros tres compañeros se acercaban para atacarme. No parecían asustados e incluso parecían divertirse, pero no contaban con el hecho de que uno de los hombres más locos estaba enamorado de aquella chica que tenían en contra de su voluntad. 

Me reí cuando Corey apareció con un sumo a sus espaldas, no tenía idea de donde salió ese tipo. Aquel sujeto era muy grande y bueno... gordo. Corey tenía una katana que supongo la sacó del mismo lugar donde sacó al sumo. 

-Vine por ti, Connor -Dijo Corey con una risa demoníaca al final.

Reí al ver la expresión de terror en la cara de Connor. 

Al final los atrapamos...



-COREY-

- ¡¿De dónde sacaste a un sumo?!  -Estábamos sentados afuera de la casa de Aaron. El señor Lee hablaba con unos policías para evitar que Aaron vaya a la cárcel por haber golpeado aquel tipo. 

-Aaron, demonios, baja la voz.

-¿De dónde sacaste a un sumo? -Susurró esta vez.

-Del restaurante de comida china que está al otro lado del callejón.

-No sabía que había un restaurante de comida china por allí.

-¿En cerio? Es muy famoso por su rica comida y aquel grandote. Soy un cliente frecuente e incluso una vez le hice un favor al dueño del restaurante.

-¿Y la Katana? 

-Estaba colocada en la pared del restaurante como decorativo. No tiene ni filo. Por cierto, algún día te llevaré a comer ahí.

Mi teléfono sonó. Era el sumo. Lo puse en alta voz.

-Espero que el jefe y tu ya estén a mano con este favor -El hombre hablaba con un tono terrorífico.

Exquisita ContradicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora