Capítulo 15- Vidas cortas.

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9 horas antes...

-.Aaron.-

Eran las cinco de la tarde y me encontraba afuera de mi casa junto con Dom y Corey esperando a que llegue el camión de la mudanza.
Papá se había convertido el jefe en el trabajo y gracias a su puesto pudo conseguir la casa de a lado de la mía para que la familia Min se acomodara, lo que quería decir que Dom y yo ahora eramos vecinos.

-¡Oh, demonios! Esa chica es sexy. -dijo refiriéndose a Amy. Mi vecina sexy. Lo golpeé.

-¿Qué demonios Dom? Ella es mía. -dije de forma egoísta.

-¿De qué hablas? Ni siquiera le has hablado.

-Claro que he hablado con ella. Incluso planeamos una vida juntos y al final muriendo siendo ancianos. -miré a Dom significativamente. Él me sonrió.

-Aaron, ¿porqué dices eso? Sabes que... -antes de que siguiera hablando lo interrumpí.

-¡Mierda, Corey! No hagas esto de nuevo. Entiende que no es nada divertido que te estén recordando todo el tiempo que tus días están contados y que morirás pronto. ¡Dejame vivir el resto de vida que me queda como yo quiera!-dije, alzando un poco la voz. Corey parecía arrepentido y Dom asustado. -Yo... Ah -suspiré- lo siento chicos, esto me está afectando más de lo que pensé. -De pronto, comencé a escuchar pequeños sollozos detrás de mi. Suspire de nuevo, mis hermanitos lo habían escuchado todo.
Me acerque a ellos y los abracé.

-¿Puedes contarme qué es todo eso de que te vas a morir? ¿porqué los niños lloran? -preguntó Dom. -¡No te veo después de tanto tiempo y ahora resulta que el que se va ahora eres tú y no piensas regresar! -fue subiendo su volumen hasta terminar gritando.

-Lo siento ¿ok? No es culpa mía.

-¡¿Cómo puedes decir eso?!

-¡Mira yo no quiero morir ¿ok?! -grité desesperado. Mis hermanos lloraban aún más. Cargué a Christian quien no dejaba de llorar desconsoladamente. Él solo tenía ocho años y ya se tenía que convertir en un hombre y cuidar de Angeles. La miré y le sonreí, ella lloraba y se abrazaba a sí misma. -ven -le dije y ella obedeció. Corrió hacia mi y la cargué junto con Chris. -Ustedes son lo más importante para mi. Lo saben, ¿verdad? -dije conteniendo las lágrimas que querían salir de mis ojos. Ellos asintieron. Miré a ver a Corey, él lucía arrepentido por lo que había dicho, luego miré a Dom, se veía furioso e incluso algunas lágrimas se derramaban de sus ojos por la impotencia.

-Vayan a dentro, ¿de acuerdo? -los bajé -Creo que quedó un poco de mi helado en la nevera, vayan por el. -ambos me obedecieron y entraron a la casa.

-¿Qué es lo que tienes? -Preguntó Dom.

-Un tumor cerebral.

-¿Qué? ¿Cómo pudo pasar esto? Tu luces completamente saludable y siempre vas por la vida sonriendo y... Dios... -Dom comenzó a sollozar.

-¡Hey! No llores por un hombre, es extraño. -Traté de aligerar el ambiente.

-¡Mierda Aaron! ¡No es el momento adecuado para tus estúpidas bromas! -más lágrimas salían de sus ojos. Me estaba afectando mucho verlo así. Me acerqué y lo abracé, él se aferró a mí.

-Tranquilo, tranquilo. Está bien mi pequeño gatito. No te preocupes por esto, aún me queda algo de tiempo, no hay que desperdiciarlo llorando y lamentándose.

Exquisita ContradicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora