Motor

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El deportista es, sin duda, una persona que sufre.
Sufre la fatiga en cada entrenamiento, sufre el dolor consecuente de este, sufre la insatisfacción al no darse los resultados deportivos como lo quisiera,
Y la renuncia.
La renuncia a aquellas pequeñas cosas. Llámense la siesta despertina, el tiempo libre o salir seguido de fiesta.

A causa de este sufrir, el hacedor del deporte es mirado cual loco. Cual loco que está derrochando su vida,  y sufriendo, valga la redundancia, como esclavos, de forma inhumana.
En otros casos, se es admirado. Y el admirador verá la vida deportiba como algo que quedará entre sus más profundos anhelos.

Pese  a esto. Seguimos haciéndolo.

¿Por qué?

¿será la costumbre?
¿o se trata de la mantención de una fachada?
¿será la búsqueda interminable del hombre de perfeccionarse?
¿o el amor a una actividad, colega, entrenador, colores. A un equipo?

Todo deportista tiene un motor.
Alimentado a sangre y enfriado a sudor.
Te invito, camarada, a descubrir tu noble motor y ponerlo en marcha.
A dedcubrir si, realmente, la sangre que lo alimenta proviene de un corazón puro.

DEPORTISTAS EN ALERTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora