Capitulo 14

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Siwon se encontraba caminando en un pequeño kiosco en el centro de la plaza, se sentía ansioso por ver a su novio. Hace algunos días que no lo había podido ver debido a que estudiaban en diferentes institutos y especialidades, mientras su amado estudiaba artes escénicas y música él se encontraba estudiando derecho; ¿qué pareja mas extraña no?, pero aún así ambos se amaban demasiado, y aunque discutieran bastante seguido por los celos por parte del mayor de los dos (que para él eran celos justificados) tenían una relación amorosa, mimosa y se podría decir que hasta empalagosa.
Ya había pasado más de dos semanas de que siwon no veía a kyuhyun debido a los horarios de este último en la escuela y por su parte, debido a su trabajo de medio tiempo en una fiscalía. Habían acordado verse ese viernes en el kiosco para ponerse al corriente de todo lo que le había sucedido en esa semana y más que nada, para poder sentir el tacto del otro. Porque no importaba que se hablaran y mensajes casi a diario, ellos necesitaban poder ver al otro, tocarlo, sentir su olor o simplemente saber que se encontraban juntos.
Siwon había decidido comprar un café mientras esperaba, sabia que tenía tiempo suficiente para acabárselo antes de que el menor llegara ya que se había citado a las 7pm, pero él por las ansias había llegado desde las 6pm. Tranquilamente sentado en una de las bancas que había por el lugar se dedicó a tomar café y observar a las personas que iban pasando. Algunas de ellas iban de compras, otras en familia, pero lo que más abundaba en ese lugar eran las parejas, y eso de cierta manera lo hacían sentir incomodo porque él estaba solo. Varias chicas se le habían acercado con la intención de coquetearle pero él las rechazaba de manera amable, explicando que ya estaba esperando a otra persona.
Dieron las 7:15 y comenzaba a sentirse enfermamente ansioso, sabía que era un pequeño retraso por parte del castaño, que no debería de preocuparse porque este lo fuera a dejar plantado, pero eran tantas las ganas que tenía de ver a su chico de ojos dulces que en lugar de solo ser 15 minutos de retraso los sentía como toda una hora; tomo cinco bocanadas de aire de manera profunda para tranquilizarse, contando cada una de ellas e intentando despejar su mente. Dieron las 7:30 y en ese momento ya comenzaba a desesperarse, si él había llegado temprano, mucho más de lo debido, cabe recalcar, ¿por qué kyuhyun se estaba demorando tanto?. Estaba a punto de levantarse de su asiento e ir a buscar al menor a donde fuera necesario, ya fuera su casa o su facultad, pero desecho esa idea casi de manera inmediata al escuchar un grito de su nombre por parte de una voz que aunque quisiera no podría pasar desapercibida para él.

-¡¡¡siwon!!!-

De esta manera veía como kyuhyun se acercaba corriendo hasta él lo más rápido que sus piernas y ese gran violoncello que traía cargando le permitían, ahora se hacia una pequeña idea del porque del retraso del menor.
Se paró de la banca y fue en dirección al castaño con la intención de darle un fuerte abrazo, pero ya estando a unos pocos centímetros de él se dio cuenta de que eso no iba a ser posible sin dañar o golpear de algún modo el instrumento y él no era tonto, sabia que si le llegaba a hacer algo a ese violoncello, aunque se tratara de un mínimo rasguño el castaño le arrancaría los ojos con un tenedor, así que solo se dispuso a recibir con una enorme sonrisa a el chico jadeante por el esfuerzo que se encontraba frente a él.
Una vez que kyuhyun recuperó el aliento, se miraron un par de segundos, el castaño dejo recargado el instrumento de cuerda en un pequeño árbol que estaba a un lado de ellos y se lanzó a los brazos del moreno, cosa que este último no desaprovechó y correspondió al abrazo, absorbiendo toda la esencia del menor, o eso es lo que creía, hasta que noto cierto peculiar perfume en las ropas del castaño.

-¿por qué tardaste tanto en llegar?-

Había roto el abrazo y miraba al de mirada avellana de manera interrogatorio, los celos comenzaban a aflorar de entre sus sentimientos, no dudaba de su pequeño, sino que temía que alguien llegara y lo apartará de su lado, de solo pensarlo una extraña mezcla de ira y tristeza se formaba dentro de su pecho.
El menor aún no le había contestado, solo camino hasta su violoncello y se lo acomodo de tal forma en que pudiera cargarlo como a una mochila.

Soy tuyo -proceso de edición-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora