Fiesta

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 Se podría decir que al llegar a aquel bar y ver a Oliver en acción, fue un subidón de adrenalina fluir por las venas de todos, era como cuando se la pasaban en ese viejo parque todo el día subidos en sus skates. Durante la sexta canción, la ronda de tequilas y tragos fuertes comenzaron a hacerse presentes en la mesa principal, delante del escenario, donde se encontraban ellos.

 Al término de la presentación, la banda bajó y se acercaron a sus amigos para seguir festejando y pasar un buen rato. De un momento a otro la música pasó a ser más movida, alegre, y todos se pararon a bailar como desquiciados por el accionar del alcohol en sangre tan elevado que ya tenían en sus cuerpos.

 En todo momento las chicas se la pasaron en medio de la pista y  de vez en cuando alguno de los chicos les hacía compañía y las cuidaban de los idiotas que las rodeaban, unos cuantos se habían pasado de vivos y tantearon sus cuerpos, pero se llevaban algún que otro empujón para dar a entender que no estaban solas.

-          Juro que voy a terminar matando a uno en cualquier momento

-          No valen la pena, Roonie –le dijo Chris-.

-          Si siguen tocando a MI novia, si vale la pena

-          Ella sabe defenderse sola

-          Lo sé, pero ellos no tienen derecho a tocarla

  Decidieron ir por las chicas para sentarse a descansar un momento y tomar algo. Pidieron otra ronda de tequila, y otra, y otra, hasta tal punto que ya casi no recordaban sus nombres de tan alcoholizados que estaban. Era mejor que volvieran a la casa de los chicos antes de terminar peor de lo que ya estaban.

 El más sobrio de todos era Andy, quien al aceptar las llaves del auto de Chris, se posicionó detrás del volante y condujo tranquilamente las calles desiertas del lugar. Al llegar, se bajaron todos y entraron en la casa blanca haciendo cola para poder pasar al baño.

 Las dos parejitas se encerraron en sus habitaciones y luego de unos cuantos minutos se comenzaron a escuchar los altos gemidos que emitían, los que todavía estaban en la sala que no podían dormir, reían a carcajada limpia de lo que escuchaban decir de las habitaciones de arriba.

-          No quiero dormir sola –dijo Bremd con la voz algo adormilada-.

-          Eres la única chica despierta entre medio de seis chicos, no digas que no quieres dormir sola –la reprendió Ashley al ver como los ojos de su mejor amigo recorrían el cuerpo de ella-.

-          Pero no quiero dormir sola. Aunque tenga diecisiete años, sigo durmiendo con mi oso de peluche, por lo que, sin un oso de peluche, no puedo dormir

-          Si quieres, puedo dormir contigo –le dijo Andy cerca suyo-.

-          ¿No te importa?

-          Claro que no

-          Ok, adiós, chicos. Que descansen

 Sin más, tomó su mano y lo dirigió a la habitación que normalmente usaban ellas cuando se quedaban a dormir. Una vez ambos dentro del cuarto con la puerta cerrada, Andy se le acercó por detrás rodeando su cintura con ambos brazos y logrando atraerla hacia su cuerpo; un escalofrío recorrió el cuerpo de ella al sentirlo tan pegado a su espalda y sus firmes brazos alrededor de ella.

 La volteó para que quedaran frente a frente, sus ojos se miraban fijamente. Poco a poco, las manos de Andy bajaban desde la cintura recorriendo las caderas, llegando a sus piernas para levantar muy suavemente el vestido negro que llevaba puesto. Al no llevar los zapatos que la habían obligado a usar, él le sacaba varios centímetros de altura, de tal manera que le llegaba a la altura de los hombros.

 Acercó su  boca a la de ella, rozándola, haciéndola desear cada vez más el contacto con un beso arrollador, que la hiciera temblar. Pero el chocar de labios que ocurrió entre ellos la hizo estremecer de pies a cabeza, dejándola sin aire de una manera enloquecedora.

 La pasión en los besos que le entregaba a Bremd a cada momento se intensificaban más y más, terminando ambos empotrados contra una pared, donde las manos cada vez eran más rápidas con los movimientos que hacían que la ropa saliera volando de sus cuerpos. Andy volteó y comenzó a guiarla hacia la cama, con sus labios pegados a su cuello.

 Pero al momento en que ella toco con su cabeza la almohada, sus ojos se cerraron dejando paso a un profundo sueño, Andy dejó de besar su cuello para pasar a besar nuevamente sus labios y se dio cuenta que estaba con su respiración acompasada, dormía plácidamente y sus labios estaban levemente abiertos.

 Se la quedó mirando sin poder creer que lo haya dejado con semejante erección, pero no podía despertarla para terminar lo que habían empezado, le daba demasiada ternura verla abrazada a la almohada como un pequeño angelito.

 Se sacó la poca ropa que le quedaba dejándola al pie de la cama junto al vestido de ella, luego se acostó a su lado tapándolos con las sábanas y la acercó a su cuerpo, abrazándola por la cintura; ella no tardó en apoyar su cabeza en el pecho de él.

-          Juro que no vuelvo a tomar de esa forma –se quejó Bell a la mañana siguiente sentada en la mesada, esperando a que Chris terminara el desayuno-.

-          No la pasamos tan mal anoche, hermosa

-          Lo sé, por cierto, gracias por prestarme tu camisa

-          ¡Me duele la cabeza! –gritó su hermana entrando en la cocina-. No recuerdo nada de anoche

-          ¿Ni siquiera que dormiste con Andy? –le preguntó Ashley-.

-          De eso me di cuenta cuando me desperté, pero no sé si me acosté con él

-          No, no tuvimos sexo –le dijo él detrás de ella en bóxer-.

-          ¿Y por qué desperté en ropa interior?

-          No voy a decírtelo delante de todos

-          ¿Por qué no? Dilo, no me da vergüenza

-          Casi tenemos relaciones, pero te quedaste dormida apenas tocaste la almohada

-          Mucho alcohol –dijo ella con una carcajada-. Lo siento por dejarte con las ganas

-          Ya me lo cobraré –le dijo y luego mordiendo el lóbulo de su oreja-.

-          Sigue esperando, porque nunca ocurrirá, cariño

  Desayunaron todos juntos en el comedor, tonteando, comentando la salida de la noche anterior y lo que fue la actuación de Bring Me The Horizon, que dejó sorprendidos a todos sus amigos. Los únicos que faltaban en la mesa eran Roonie y Emma, que seguían acostados en la cama del pelinegro, abrazados y acurrucados entre las sábanas.

 Al despertarse, Emma tanteó debajo de la almohada en busca de su teléfono, pero no recordó que la cama tenía un final, por lo que, aún con los ojos cerrados, aterrizó boca abajo en el suelo alfombrado con un sonido sordo, luego de unos segundos emitió un gemido ahogado. Su teléfono comenzó a vibrar y la luz que brillaba de su pantalla iluminaba debajo de la cama de Roonie, quien seguía durmiendo boca abajo y con la sábana cubriéndolo de la cintura hacia abajo.

 Reptó la mano por la alfombra hasta alcanzar el aparato y vio en la pantalla que tenía varios mensajes de su padre. Abrió cada uno de ellos, leyendo las palabras que le decía, pero al llegar al último se dio cuenta que era un mensaje vacío, por lo que no pudo reprimir una sonora carcajada.

-          ¿Qué haces en el suelo? –dijo adormilado su novio desde la cama-.

-          Me caí por buscar mi teléfono

-          Eres torpe, ¿te hiciste daño? –con una sonrisa en los labios-.

-          No. Debo irme, tengo que cuidar de mi hermanito

-          ¿Quieres que te haga compañía?

-          Si luego quieres pasarte por casa, te espero 

Fu*cking Perfect [ZaynMalik] #WATAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora