Capítulo IV.- El amanecer.

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Faltan 5 días para el homicidio.

Decidió que hoy sería un día entero con una de sus aprendices más preciadas: Stella Snow.
La líder del primer escuadrón que está a cargo del mandato de Blade, una estupenda francotiradora, exploradora y esgrimista innata, convirtiéndose además de la mano derecha del cazador negro. Su cabello blanco escarchado la ayudaba a esconderse en lugares turbios como en las montañas a la hora de cazar animales salvajes y domesticar lobos. Además, su esbelta figura y ojos azules lograban capturar la atención de aquellos dragones de hielo que estaban en su mismo escuadrón, pero no sólo a ellos, también a su líder, el dragón sombra.

— ¿Recuerda alguna vivencia con sus padres, jefe?
— Veamos... Recuerdo mi verdadero nombre y que mi madre siempre preparaba algo para la cena... Algo llamado "Carne asada", que por cierto era muy sabroso. — El cazador sonríe mientras juega con una pequeña esfera sombra
— ¿Carne Asada? Eso suena a un invento humano...
— Mis padres se llevaban muy bien con los humanos, aunque sólo por 50 años que tuve de convivencia con ellos.
— ¿Sólo 50 años?
— Ser el hijo del rey de los dragones te hace poseer un gran poder. Incontrolable para esa corta edad que tenía.
— Rey de los dragones... ¿Aquel que los humanos llaman "Bahamut"?
— Así es. Cualquiera diría que doy el príncipe desterrado de la nación de los dragones cuando en realidad...
— Es su salvación... — Interrumpe Stella, observándose en sus ojos Esmeralda un brillo de admiración.
— Puede tomarse así. — Éste sólo desvía la mirada y acaricia su cabeza.

Stella era una de las pocas personas que hacían hablar a Blade sin parar e incluso quitarle esa actitud despreocupada. La presencia de la joven albina era bastante acogedora y confiable, cualquiera quisiera estar con ella. No obstante, ella sólo se acerca y se suelta con su jefe, su familia y sobretodo, su hermana menor (que también se encuentra en el mismo escuadrón).
Decidieron que ese día lo aprovecharían en una cita que durara todo el día. Stella conocía gran parte de la ciudad gracias a que su hermana está encargada de comprar (y robar) provisiones para todos en la organización de cazadores oscuros. Por lo tanto conocía muchos lugares de interés y entretenimiento para ambos: Tiendas de armamento y armas punzo cortantes en general, pequeños puestos de comida rápida de distintas culturas humanas e incluso centros de entretenimientos utilizando consolas tanto portátiles como de mesa, cines y espectáculos nocturnos que criaturas que viven en las calles solían dar con tal de recibir algo de comida o dinero para poder sobrevivir.

— Y... ¿Cuál es el nombre de esta operación, jefe?
— Uh... ¿Operación? — El cazador la observa confuso, nunca pensaría que alguien tomara como un día normal una operación más. — Pero, Stella, esta no es una misión.
— Ah pues v-verá... — La joven aprendiz desvió la mirada a su jefe, parecía bastante nerviosa y sus pálidas mejillas se comenzaron a enrojecer. Jugando con sus manos continúa respondiendo. — E-Es raro para mi estar en un día normal con el jefe. M-Me gustaría pensar que es una misión...
— En todo caso... Hmm... Operación: cita. — Con un tono de burla, le sonríe a Stella, provocando que ésta se sonroje más.
— ¡N-No diga ese tipo de bromas, jefe! — Exaltada, lo único que hizo fue taparse la cara.

No es como si fuera la primera vez que Blade le hiciera eso a Stella, él sabe que la admiración que ella le tiene es bastante, eso lo hace querer provocarle sonrojos o sacar de ella ese lado infantil, pues según él, es demasiado adorable.
¿Cuál fue el primer lugar que visitaron? Stella conocía bien a Blade. Lo primero que el querría ver serían las comidas humanas, consideradas también las comidas más deliciosas y baratas de toda Argaria. La manía de ambos de recolectar cosas y venderlas en los mercados les hacia tener grandes cantidades de monedas de oro, por tanto podrían comprar el restaurant sin problema alguno.
Pero, ¿cómo podrían decidirse? Las delicias humanas eran tan variantes y no había tiempo suficiente para visitar cada establecimiento, así que optaron por su comida preferida: la carne.

El Despertar de la espada maldita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora