Capitulo VI.- La espada maldita.

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Para mantener el control de su nueva habilidad y el artefacto adquirido para canalizar su energía, Blade tomo el día para practicar nuevas técnicas de la manipulación de sus sombras tanto en combate como en sigilo, que tanta sería su resistencia utilizándolas más de una vez al mismo tiempo y a cuantos lograría ocultar con las mismas. Por lo tanto, estuvo en uno de las áreas de entrenamiento especiales con su mejor tropa a excepción de Stella, que se encargaría de ser la tutora principal de Alice, tanto en combate cuerpo a cuerpo, así como el manejo de armas de fuego. Alice tenía ya experiencia en combate al estar en el barrio anegado. Al estar lleno de ladrones y violadores, buscaba que algún soldado o caza recompensas la ayudarán a entrenar, cosa que consiguió con facilidad, ya que, las personas de ese tipo que iban al lugar eran nobles y justos, y era el único lugar donde podían ser ellos mismos.

Lo que hizo Stella en este caso, era darle un mejor estilo de combate, estilo que creó su maestro, combinando varias artes marciales humanas que él aprendió en su infancia (Desde muy chico ya era una máquina de guerra sin saberlo, o quizá, sólo lo tomaba como un juego más).
Varias horas después de la práctica, se sentaron a descansar. Ambas exhaustas. Stella era la más fatigada por no entrenar tanto su cuerpo al combate, ella era una francotiradora después de todo, y casi no se le daba la oportunidad de usar su sable.
Pero, al terminar el entrenamiento ambas quedaron en silencio, Alice era muy torpe y tímida para iniciar una conversación. No sólo hombres, también con mujeres. En el caso de Stella, su timidez la hacia actuar muy sería aunque ella no quiera, era difícil para ella soltarse ante las demás personas, pero debía hacerlo, la castaña de ojos verdes sería su acompañante en misiones y nueva compañera de cuarto.
La albina hizo un pequeño puchero involuntario, ¿será que no se le ocurría nada que decir? Bueno, era de esperar, rara vez hablaba con chicas, sobretodo de su edad.

— ¿Dices que el señor Ryuu creo ese estilo de combate? — Pregunta la pequeña de ojos verdes.
— S-Sí, me dijo que fue lo hizo en sus escapadas de casa a media noche — Respondió y soltó una risilla, le causaba gracia imaginar al dragón como un niño y entrenando.
— Debió ser mucho tiempo, ¿Qué edad tendrá ahora?
— Uh... Bueno... É-Él dice que 19... — Desvió la mirada apenada, ella sabía que su sonrojo era demasiado notable por su tez pálida.
— Uhm, ¿cuantos años dragón será eso? — Observa el techo curiosa, además de que no tenía alguna base para calcularla, sólo soltó un suspiro por la decepción.
— Quizás nuestros abuelos no habrán nacido~. — Soltó Stella una risilla, cubriendo su boca para disminuir el tono.
— Hahaha. O tatarabuelos~. —Agrega Alice, riendo un poco más fuerte.

Fue un buen comienzo para ambas, aunque cierto dragón idiota tuvo que hacer que entablaran una conversación, ¿Es que está en todas partes ahora con su manejo de grietas? No, sería una tontería. En todo caso, la amistad de las dos jovencitas comenzaría este día, a 2 días del asesinato público y de una posible guerra. Una prueba de fuego instantánea.
Tomaron el resto del día para salir de compras, además, Stella le enseñaría los métodos de recolección (Robo) que ella usa siempre para vender en el mercado negro.
Pero, vayamos despacio. Alice necesitaba ropa nueva para estar en la base además de su uniforme, que para su buena suerte, no era tan feo como ella esperaba, uno de estudiante como era de esperar, pero reforzado con telas especiales anti explosiones y un blindaje corporal, resistente a balas de alto calibre y cortes hechos provenientes de espadas de los soldados reales de Argaria.
Como era de esperar, eligieron el súper comercial más grande y popular de Argaria, fundada bajo el nombre de "The Big Bang", porque constantemente va creciendo la estructura y las tiendas poco a poco eran más diversas; prendas para todo tipo de especies, sobretodo para los humanoides, que era más sencillo de diseñar.
Ambas eligieron varios conjuntos para distintas ocasiones. Las que más destacaban eran las misiones de recolección de información y caza de tesoros (es decir, robos. ¡Muchos robos!).
Durante su regreso, lamentaban haber comprado tanta ropa sin tener algún acompañante (esclavo).

El Despertar de la espada maldita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora