Capitulo XII.- La elección de las Bernkastel.

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Ha pasado un mes desde que Nozomi se encontró con la entidad desconocida, sin saber si decirle a su hermana acerca de lo que le contó sobre los cazadores blancos, o si era una trampa de los otros extremistas para arrebatarles las unidades más valiosas de ese grupo. Durante las mañanas iba de compras a un pequeño mercado de campesinos donde, según ella, la carne era más jugosa y sana que en cualquier otro lugar. Con la ayuda de Aria preparaba distintos platillos para la comida y su "almuerzo vespertino". El tiempo sobrante por la tarde iba en busca del dragón sombra ya no para acabar con él, sino para tenerlo como un contacto de confianza que la ayudaría a colarse en reuniones militares o extremistas. Para su mala suerte, al dragón negro sólo pudo verlo una vez en todo el mes y era solamente de reojo, en una de las conferencias que los postulados a gobernar daban por la ciudad.

No obstante, en sus escapadas nocturnas, iba a distintos clubes de pelea con la esperanza de encontrarlo por esos lugares. Investigó por su cuenta que el dragón sombra era un excelente guerrero tanto con distintas armas como en combate cuerpo a cuerpo, sus parientes solían enseñarle distintos estilos de combate para su protección. Sin embargo nunca logró encontrarlo.

Dejaba de ir poco a poco hasta el punto de no levantar un pie de la cama tras haber perdido la esperanza, quizás la sombra se ocultaba de ella cada que la veía y por eso no llegaba a verlo. Otra razón podría ser que se cambió de ciudad o vive en un lugar inexplorado para evitar molestias del mundo exterior.

Subió al techo del edificio donde hospedaba, caminó hacia la barandilla de protección y se sentó sobre ella. Observaba la poca vista que tenía de la ciudad y dio un largo suspiro. La ciudad era linda con tanta distinción entre una tienda y otra o por las personas que recorrían las calles buscando donde pasarla bien ya sean de una sola especie o un conjunto de todas.

— ¿Es que acaso nunca hace algo divertido? Me pregunto a qué se dedicará si se mantiene tan ocupado... U oculto. — Tomó uno de sus chocolates y lo comía conforme veía las estrellas. — Quizá deba rendirme de una vez.

— ¿Tu rindiéndote, hermana?

Aria llegó mientras no observaba, tenía en manos una pequeña bandeja de plata con un par de hamburguesas encima, se acercó a ella y le ofreció. Con gusto aceptó y ambas comenzaron a comer. Ella suele contarle lo que hace durante el día. Por el momento ella era su única amiga, ya que le costaba interactuar con las demás especies.

Aria se encargó de cuidar de unos niños esta vez en una pequeña guardería de celestiales, algunos de ellos eran muy tímidos por lo que no sabían cómo unirse a sus compañeros. Utilizando magia de ilusión, recreó un campo grande de pelotas, unicornios de distintos colores y los vistió a todos con lo que ellos soñaban ser ya de adultos o con las fantasías que solían tener en sueños, sobre aquellos cuentos que sus padres les contaban o incluso también de lo que veían por las calles.

Lo curioso es que una de las niñas jugaba a ser doctora, pero tenía alas y cuernos de dragón negro. Algo irónico, pues los celestiales y los dragones negros no se llevan bien (o al menos la mayoría). Ella se encargaba de unir a los tímidos para que jugaran juntos, fingiendo que se hacían heridas graves y que tenían que estar juntos para que se cuidaran. Muy animada les colocaba gasas de colores sobre las "heridas" de sus compañeros mientras les hablaba. Poco a poco comenzaron a seguirle el juego.

Peleaban a juego con espadas y escudos de madera como si fueran gladiadores o la típica lucha del bien y el mal. Cuando sus gasas se caían, detenían el combate e iban con la doctora para que las tratara.

Tiempo después, en la hora de la siesta. Aria se acercaba a cada uno de los niños para verificar que no se hayan hecho una herida real o algo (por suerte, no tenían ninguna), sin embargo, dicha niña hiperactiva aún seguía jugando cerca de los peluches, hablando con ellos y "tratándolos" como si fueran personas.

El Despertar de la espada maldita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora