A tu lado

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(Canción para darle algo de ambiente al capitulo. Disfrutadlo.)


Una mirada llena de lujuria con un fino tacto sobre mi barbilla. Ojos con pupilas dilatadas por el deseo. Una sonrisa ladina dibujada en aquel hermoso rostro. Ligeros movimientos que nos provocaban a ambos. Nos deseábamos aunque no lo dijéramos. Daichi, con su mano libre, me atrajo hacía si mismo rodeando mi cintura y empujándome desde la espalda. Sabía que Daichi era sexy pero, ¿hasta que punto? Me fijé en cada fracción de su rostro como si de una de las más bellas pinturas se trataran para no perderme ningún detalle. Daichi, por su parte, pasó su dedo pulgar sobre mis labios acariciándolos. Era una mano robusta pero de suave tacto el que me cogía de mi barbilla. Nuestros ojos se encontraron varias veces pero rompimos esas veces la mirada para fijarnos en los dos. Era como un sueño poder estar en los brazos de la persona que tanto amaba. Entonces, en cierto momento, nuestras miradas se volvieron a cruzar y de ese momento no la rompimos. Parecía que ya nos habíamos observado lo suficiente y lo único que nos quedaba por ver era nuestros misteriosos y profundos ojos llenos de secretos. Mis brazos, que hasta el momento parecían que no tuvieran fuerzas, tomaron vida para poder poner mis manos sobre las mejillas de Daichi. Quería poder tocar su rostro y saber que por fin no estaba soñando. Y así era. No estaba soñando. Nunca más soñaría con poder tocar a Daichi de aquella forma. Estaba feliz y mi rostro lo confirmó dibujando una ligera sonrisa en mis labios mientras que Daichi me miraba extrañado levantando una ceja como consecuencia a ello.

- ¿Por que sonríes Suga?- me preguntó Daichi para luego besar la palma de mi mano.

- Soy feliz... - contesté para acariciar el rostro de mi amado.- Siempre soñé... Soñé con el día de que te podría acariciar el rostro, que te podría besar o que podríamos tener una simple cita. Sueños que pensaba que jamás se harían realidad al dejar Karasuno y al irme a Hokkaido... No sabes la cantidad de veces que he pensado en ti en Hokkaido...

Tras acabar de hablar las lágrimas ocuparon mis ojos. Solo recordar los momentos de soledad llenados con las memorias de los momentos vividos con Daichi en el instituto hacía que mi corazón se estremeciera un poco. Aunque, a diferencia de hace tres años, ahora tenía a Daichi para apoyarme y llorar en su hombro. Y así hice. Escondí mi rostro en el pecho de Daichi y cogí su yukata con fuerza para ahogar mis llantos en él. Rápidamente fui reconfortado por la mano del pelinegro sobre mi cabeza para luego notar como besaba mi cabeza. Mi llanto fue disminuyendo hasta que por fin paré de llorar. Me sentía aliviado y protegido, una sensación que solo me otorgaba mi querido Daichi.

- ¿Sabes en que momento me di cuenta de que te amaba?- me dijo Daichi una vez había acabado de besar mi cabeza y pasó a envolver mi cuerpo en sus brazos. Yo, por mi parte, respondí a su pregunta moviendo un poco mi cabeza hacía un lado y al otro en señal de negación.- Me di cuenta de ello cuando nos despedimos por última vez en aquel cruce. Me enamoré completamente de ti al verte llorar, mostrabas tantas emociones en aquel momento que yo mismo me abrumé. En aquel momento cuando me llamaste pensaba que te ibas a confesar pero no fue así. Al dejarte ahí solo me enrabié conmigo mismo. No tuve los huevos de ir y abrazarte, solo te dejé ahí solo...

A medida que Daichi hablaba sus brazos me apretaban con más y más fuerza. Tuve que moverme un poco e intenté mirar la cara de Daichi para decirle:

- Daichi, me cuesta respirar...

- ¡Ah! Perdón...- me dijo el pelinegro dejándome libre de sus brazos. Respiré profundamente mientras que Daichi se rascaba la nuca.- Al principio, cuando me di cuenta de que estabas enamorado mi me dio un poco de asco. Pensaba "Que asco. Un gay está enamorado de mi" o "Que asqueroso es que Suga esté enamorado de mi". Pero luego me di cuenta de que, a pesar de estabas enamorado de mi, me seguiste tratando como siempre. Seguiste sonriéndome como siempre. Me seguiste ayudando como siempre... Pensé en lo fuerte que eras guardando tus sentimientos y de como no podía hacer yo un paso para ayudarte a confesarme... Entonces, tras el cruce, me quedé pensando una semana en ti y me di cuenta de que eres muy importante para mi Suga... Siempre fuiste y serás un pilar importante en mi vida.

Dilo aunque duelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora