- Daichi,- comencé a decir exhausto mirando al techo de la habitación con la sabana del futón tapando la mitad de mi cuerpo.- ¿cuándo te diste cuenta en el verano de 1° de que te amaba?
- Eh...- al prinicipio Daichi me miró sorprendido para luego pensarse la respuesta a aquello mirando al techo también.- Creo que me di cuenta en el campamento de voleibol... Creo que por como actuabas conmigo y tal...
Escuchar aquello hizo que mis ojos, que estaban algo somnolientos tras lo acababa de pasar, se abrieran de golpe asombrados y me levanté sentándome en el futón para así ver a Daichi. No sabía que desde ya tan joven se notaran mis sentimientos por Daichi. ¿Acaso soy tan fácil de leer? Mis mejillas estaban rojas de pensar aquello, de la vergüenza de saber que Daichi sabia mis sentimientos por él desde tan pronto. Él al verme rió un poco por lo que yo me sobresalté diciéndole:
- Si sabias que te quería, ¿por qué no me dijiste nada?
- Tenias que dar tú el primer paso, no yo Suga.- me contestó Daichi con una sonrisa de lado dibujado en su rostro.
- Eres un tonto.- le dije mientras que una sonrisa aparecía en mi rostro como contagio a la de Daichi.
Me coloqué encima suyo a cuatro patas para mirarle un rato y acabar besandole. Esos tipos de besos los anhelé tanto tiempo y por fin los estaba disfrutando. Un beso en los labios. Otro en la mejilla. Otro en la frente, el cuello, en la otra mejilla. No podía ser más feliz en ese momento.
- Suga, me vas a comer a besos.- me dijo Daichi entre risas por la cantidad de besos que le daba.
- Mejor esto que nada.- le dije sonriente.- Y llámame Koushi.
Daichi se quedó callado por un momento para luego acariciarme la cabeza con una extraña sonrisa en su rostro, como si algo le doliera.
- Por ahora prefiero llamarte Suga...
A mi eso me extrañó mucho, aunque no por ello no dejé que me acariciara. A pesar de todo lo que pase, tanto Daichi como yo tenemos secretos e inseguridades que no queremos que salgan a la luz por miedo o por inseguridad. Distraído en mis pensamientos lo único que consiguió sacarme de aquel trance fue la mano de Daichi recorriendo mi espalda camino de mi trasero.
- ¡Eh Daichi!- le dije sonrojado y sobresaltándome.- ¡¿Qué haces?!
- Nada nada...- me contestó sonriendo nuevamente de lado.- Parecías que estabas distraído con algo. ¿Ya has acabado de comerme a besos?
- Claro que no.- le dije formando una sonrisa de nuevo sobre mis labios.
Tras aquello coloqué mis manos sobre las mejillas de Daichi para así volver a besar de nuevo aquellos labios de los cuales aún tenía que saciarme. Todo iba más o menos bien hasta que la puerta se abrió interrumpiendo mi comida de besos.
- Buenos días Capi...- la aguda voz, concretamente de Kiyoko, fue interrumpida al vernos. No por ello se descolocó de su posición sino que siguió hablando tan normal.- Buenos días Capitán y Sugawara-san. Capitán, será mejor que se aliste rápido, tiene asuntos que entender. Principalmente resolver los dos grandes problemas que nos afectan. Entonces, si me disculpan.
Cuando la chica de pelo azabache acabo de hablar, cerró la puerta alejándose de la habitación. Mi mente estaba en blanco y tras unos cuantos segundos no me di cuenta de lo que había pasado. Rápidamente me refugié dentro de las sabanas del futón avergonzando y con toda la cara roja. Ahora si que podía enviar todo a la mierda. Kiyoko me había visto besar a Daichi. A saber que pensaría ahora de mi...
- Tierra trágame...- aquello era lo único que podía decir envuelto en la sabana.
Mi pareja no pudo evitar reír por aquella estúpida escena y me acarició por encima de la sabana, notando como luego se levantó.
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Dilo aunque duela
FanfictionSuga amaba de corazón a Daichi, amigo y compañero de equipo, pero nunca pudo decir el amor que sentía hacia él. La última oportunidad que tenia la derrochó. Después de eso Suga se fue a estudiar a Hokkaido. Ahora han pasado tres años desde la gradua...