19- Elsa

93 11 0
                                    


El sonido meloso del beso que mi hermana comparte con su pareja actual me repugna. ¿Cómo se atreve a hacer eso en mi habitación? Cierto, nunca se ha hecho demasiadas preguntas en materia de novios. Le basta con picotear entre el tropel que la sigue a todas partes. Bien, pues por lo visto tampoco el noviete de turno se lo ha pensado dos veces antes de responder al beso que ella le proponía.

Si distingo bien el sonido de ciertas telas, incluso diría que ha deslizado las manos por debajo de la camiseta de mi hermana. La oigo reír, pero debe de haberse apartado de él, porque sus labios dejan por fin de devorarse.

Suspiro mentalmente. Sí, estaba harta de oírlos besarse, pero también estaba un poquito celosa, desde luego. No celosa porque mi hermana no me haya hablado tanto como de costumbre, sino más bien porque no he experimentado ese tipo de contacto desde lo que se me antoja una eternidad.

Esta mañana, al despertar, había perdido un poco la noción del tiempo, pero luego ha llegado mi hermana y he comprendido que estábamos a miércoles. Solo he podido añadir una fecha concreta cuando ella ha contestado al móvil. Me parece que estamos a 10, pero no estoy segura de nada. A lo sumo puedo decir que Navidad es dentro de dos semanas más o menos. Me pregunto con qué regalo me veré obligada a cargar.

Seguramente nada de nada.

¿Qué regalo vas a hacer a una chica que está en coma? Sobre todo cuando su cumpleaños fue cuatro semanas atrás y los médicos solo piensan en desconectarla.

Recuerdo la Navidad del año pasado, fue un coñazo insufrible. Me encontré embarcada en una de esas interminables comidas de celebración en las que ves siempre las mismas caras y comes siempre los mismos platos, cuando solo deseaba una cosa, ponerme los esquís e ir a disfrutar por las pistas en un día en que no hay casi nadie en las estaciones. Mi madre me reprendió varias veces por mi falta de sociabilidad. Eludí la regañina diciendo que no entendía por qué mi hermana había podido venir con el que era su pareja desde hacía dos semanas y a mí me habían negado la presencia de un amigo de mucho tiempo.

El amigo al que quería invitar era Steve. Toda mi familia lo conocía, pero me dijeron que no. Mi padre lo detestaba desde que se enteró de que era mi compañero de cordada. Por su parte, mi madre lo ignoraba desde que había comprendido que «solo» era mi compañero de cordada (y no mi compañero a secas). Mi hermana...

No tengo la menor idea de lo que pensaba mi hermana, pero de repente me da la impresión de que estoy a punto de enterarme. Al otro lado de la puerta de mi habitación oigo varias voces y precisamente me parece reconocer la de Steve. La alegría me invade, y me invade en serio. Incluso me inunda, pues mi victoria de la semana consiste en ser de nuevo capaz de percibir mis emociones.

Percibo lo que circula por mi sangre. Siento los mensajes químicos que me recorren procedentes de mi cerebro, para luego volver a él cargados de información. La repugnancia y la alegría son los que hoy experimento, pero ayer creo que tuve derecho a la pena y la cólera.

Ambos fueron inspirados por mi médico jefe y su interno, que me hicieron una visita de cortesía. De hecho, venían simplemente a hablar de mi caso. Era como si necesitaran tenerme a la vista para poder argumentar mejor cada cual por su lado. El matasanos endilgó una maldita clase de moral a mi interno tras enterarse de que había puesto al corriente a mi familia de mi sobresalto del sábado. El interno se defendió alegando que proceder así era completamente normal. El médico insistió en que habían decidido no prestar atención a los detalles insignificantes cuando anotaron el jodido «menos X» en el historial. Al parecer, mi sobresalto no había sido sino un reflejo, un mensaje nervioso que no pasaba en absoluto por el cerebro sino por el sistema vegetativo. Desconecté al oír diversos términos técnicos, aunque sentía curiosidad por conocer los argumentos de mi médico oficial. Cuando volví en mí, ya no había nadie en mi habitación.

Sé Que Estás AquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora