- ¿Crees que he sido blando?- El ángel negro se dio la vuelta y observó a su jefe arqueando una ceja ante la extraña pregunta, haría falta una tonelada de martillos, neumáticos y trabajar con ellos hasta el fin de los tiempo para ablandar al jefe y propietario de aquella Academia de Entrenamiento para Ángeles Caídos y aún así ni siquiera estaba seguro de poder asegurar a ciencia cierta que Lucifer llegase a ablandarse, después de todo, el diablo siempre sería el diablo, con o sin traje de faena.
- ¿Qué ha hecho esta vez?- Su voz oscura y profunda, un verdadero pecado para oídos puros y una agónica promesa de placer.
Luc, como prefería ser llamado por sus subordinados, se encogió con natural elegancia.
- Es un recién caído.- Respondió con fastidio, como si aquello lo explicase todo.- Le han dado la patada por algo tan patético como follarse a todo un grupo de animadoras y colgar las imágenes en alguna red social de internet. Patético, de veras. ¿Qué diablos les enseñan en el Heaven? ¿Cómo joder su existencia y no morir en el intento? Empiezo a sentirme como una ONG y ni siquiera estamos subvencionados.
Los ojos negros del caído fueron de su jefe al joven recién llegado que se afanaba en sacar brillo a la placa con el anagrama del complejo: Ángeles Caídos S.A. Lucifer había creído oportuno crear una sociedad, bajo su punto de vista aquello le daba más glamour al ya de por sí mal visto infierno. Era interesante ver cómo cambiaba la percepción de las cosas cuando las veías desde el otro lado del cristal. Jimin lo había comprobado de primera mano, en sus años más jóvenes había sido uno de los Puros o Alas Blancas, como se conocía a los moradores del Heaven. Había pasado su tiempo como Guardián y ocasionalmente ocupándose del Departamento de Asuntos Sociales para Humanos. Toda una eternidad al servicio de la comunidad, monitoreando a los humanos, encargándose de aquellos que habían quedado desprotegidos sólo para encontrarse a sus dos últimos cargos asesinados por su propio padre después de haber apuñalado repetidas veces a su madre y pegarse posteriormente un tiro él mismo. Había bastado acompañar a las dos almas de aquellos dos niños que había visto crecer para que decidiera entregar sus alas y cobrar venganza. Aquel hijo de puta estaría asándose en el Horno para toda la eternidad.
- Creo que he sido blando.- Las palabras de su jefe lo sacaron de sus recuerdos.- Le mandaré limpiar también la incineradora. Jimin indicó con un gesto de cabeza hacia el ángel y se volvió hacia su jefe.
- ¿Todo el equipo de animadoras?- Lucifer asintió y puso los ojos en blanco.
- Pensarías que tendría mejor criterio que tirarse a una pandilla de adolescentes calentorras, obviamente, lo de pensar no era su fuerte en ese momento.- Respondió con un ligero encogimiento de hombros, entonces palmeó el hombro del ángel y le señaló al jovenzuelo.- Que le saque brillo a las letras, con la barbacoa de la semana pasada se han quedado un poco negras y que se pase por la cocina, ese jodido suflé ha vuelto a estallar, ¿Por qué no puede simplemente crecer o quedarse desinflado? No, tenía que explotar, mis recetas siempre tienen que explotar. Jimin no dijo nada sobre la reciente afición de su jefe por la repostería, había envenenado a los dos últimos caídos los cuales todavía estaban echando el estómago por la boca y no le apetecía demasiado reemplazar su lugar.
- Me encargaré de que las deje relucientes.- Aseguró Jimin haciendo rodar sus hombros, sus enormes alas negras se movieron con el movimiento arqueándose por encima de estos.
- No te olvides de la cocina, realmente necesita una limpieza.- Le aseguró con una última mueca antes de darse media vuelta y marcharse mascullando algo sobre la posibilidad de los pasteles de carne y el cianuro.
Jimin sacudió la cabeza y volvió a fijarse en el novato, dudaba que el pobre chico supiese exactamente en dónde había ido a caer y que le iba a tocar en suerte, la mayoría de los recién caídos se arrepentían de sus actos casi al instante de cometerlos, lamentablemente lo hacían demasiado tarde para las reglas del Heaven: Si habías sido tan tonto para caer una vez, lo serías para siempre. Esa era una de las normas con las que Jimin nunca había estado del todo de acuerdo y se había alegrado al darle la espalda por completo cuando había abandonado el Heaven. Podía haber perdido su estatus de Alas Blancas, pero no se arrepentía de haber caído, en realidad, si tuviese que volver a elegir, volvería a elegir su caída. Ningún humano merecía que lo cuidasen, su amor por los demás demasiado a menudo se convertía en odio y ese odio los conducía a tomar las decisiones más estúpidas. No, nunca volvería a permitir que un humano le preocupase hasta el punto de tener que acompañar su alma al más allá.
ESTÁS LEYENDO
Cuando la nieve se derrita ➳ Jimin [Terminada]
FanfictionJimin estaba conforme con su papel de profesor en la Academia "Ángeles Caídos", su vida era buena, su sueldo más que suficiente y los alumnos lo respetaban. ¿Qué más podría pedir un Ángel Caído? No haber aceptado la apuesta que lo obliga a a viaja...