Meses después...
Byul contempló desde las sombras a la pareja que jugaba en la nieve como dos niños pequeños lanzándose bolas, ella se reía y escapaba de los intentos de él por atraparla hasta que ambos terminaban en el suelo, enlazados y besándose solo para levantarse de nuevo y comenzar otra vez.
Sonrió, aquello era lo que siempre había deseado para Jimin, que tuviese la oportunidad de descubrir el amor, él había estado solo demasiado tiempo y había permitido que una mala experiencia en su pasado lo volviese más amargado dándole la espalda a todo aquello en lo que una vez había creído y que nunca pudo llegar a apartar por completo.
Jiyoon había conseguido obrar el más grande de los milagros, una mujer destinada a ser algún día un ángel puro, había seducido y arrancado cada capa de la coraza con la que se había protegido un ángel caído, solo para llegar y apropiarse de su corazón.
Su jefe estaba que no cabía de gozo en sí mismo por aquella extraña vuelta del destino, Byul se había sorprendido bastante cuando Luc le había dicho a Jimin que estaba despedido, pero no había sido nada en comparación a la noticia que llegó después de los propios labios de Jimin: Luc le había obsequiado con una vida humana, una vida que podría vivir al lado de su humana hasta que la muerte los reclamara a ambos. Sin duda, había sido una astuta propuesta por su parte, pues sabía que su generosidad le sería devuelta más tarde por duplicado, ya que no solo recuperaría a uno de sus más queridos Ángeles Caídos...Sino dos.
Por fin le habría ganado al de arriba una mano por anticipado.
Byul suspiró profundamente y se envolvió con los brazos pensando en su propio amado y sonrió a pesar de su pena.
—Estoy feliz por ti, Jimin —susurró ella—. No tendrás que dejarla... ni siquiera en la muerte.
Y con una suave sonrisa, se desvaneció en el aire, dejando a los dos amantes disfrutar de una nevada más.
ESTÁS LEYENDO
Cuando la nieve se derrita ➳ Jimin [Terminada]
FanficJimin estaba conforme con su papel de profesor en la Academia "Ángeles Caídos", su vida era buena, su sueldo más que suficiente y los alumnos lo respetaban. ¿Qué más podría pedir un Ángel Caído? No haber aceptado la apuesta que lo obliga a a viaja...