Penelope, estaba de aniversario de boda, ya habían pasado 8 años desde aquel día que delante de dios y sus familiares le había dicho que si a su hombre ideal.
Se encontraba sentada en la sala tomándose una copa de vino, celebrando lo que para ella debía ser una fecha de felicidad donde debería estar en compañía de aquel amor que sintió con su primer beso, aquella tarde 10 años atrás.
Su matrimonio solamente fue un espejismo. Sus familiares y amigos no se habían equivocado cuando se opusieron a esa gran boda y lo peor fue que tardo tanto tiempo para darse cuenta que eso era cierto.
Hoy estaba sola, decepcionada y divorciada con una vida por delante llena de incertidumbre.
Le parecía mentira todo lo que había pasado en esos años. Lo recordaba como una película que se desarrollaba en su mente por lo menos hoy no lloraba, aunque estaba sola, se sentía libre, celebraba no su aniversario sino su libertad. Una libertad de una cárcel en la que estuvo donde los barrotes de amor lo había puesto ella misma y los que fueron desapareciendo uno a uno con cada decepción que borraba su primera ilusión.
Se casó muy joven y virgen con un hombre mayor que ella.
Él le enseño todo lo que sabía acerca de los hombres, antes solo había tenido un novio de adolescente.
Esa noche no sabía qué le iba a deparar el destino, nunca había abierto la puerta hacia otra relación, aunque en ese momento solo pensaba en su futuro profesional, ya que solo iba a depender económicamente de ella y no tendría el apoyo de él.
Para Penelope, con la decepción que sentía actualmente, pensaba que iba estar sola durante un largo tiempo, todavía era joven y necesitaba disfrutar de lo que dejo de hacer por casarse a temprana edad, necesitaba salir y conocer el mundo antes de comenzar una nueva relación, la próxima vez tenia que elegir mejor.
Atrás quedaba lo malo, para darle paso a lo bueno en su vida.
Tenía que darse cuenta que el pasado aunque no se puede borrar, llega a ser parte de quien era, incluso los errores y sufrimientos. Lo importante era no vivir como si ese fuera su eterno presente.
Solo recordar los momentos buenos sin nostalgias y los errores con entereza para no volverlos a cometer.
Había que darle paso a la alegría, los deseos de vivir, amar lo suficiente como para no permitir encerrarse en esos barrotes del pasado. Existiría desde ahora el presente con muchas puertas abiertas para reír, para amar y ser amadas, abriendo espacio para que llegue la persona adecuada a su vida y dar lugar para esos deseos de ser amadas.
Quedaba mucho por descubrir dentro de ella y mucho más que hacer. Cuando se cierra una puerta, otra se abre. Solo perdió una batalla y no la guerra.
Recordaba algo que habia leido de que "Las mujeres son criaturas de amor, valentía y progreso, si el que llega es sabio sabrá valorarte, el necio te dejará escapar, pero si sabemos amar siempre ganaremos las batalla".
Hoy decidía ser feliz viviendo cada día con pasión. Sentía que se estaba reponiéndose de ese año infausto que paso.
Empezó a recordar que Un día como hoy hacia casi un año atrás, a su trabajo llego un bello ramo de flores, era de su esposo para celebrar su aniversario número 7, también la llamo y la invito a almorzar.
En el almuerzo le enseño unos boletos que había comprado para celebrar su aniversario, eran para ver a un cantante que a ella le gustaba mucho y siempre había querido ver, iba a ser dentro de 3 días.
Ese día llego del trabajo, él le había preparado una cena y compro una botella de vino, hablaron como si todo tuviera normal y después hicieron el amor.
