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Sentir su respiración en mi pecho, poderla abrazar con fuerza, con esa fuerza que anhelaba desde hace mucho.

Juego con sus cabellos risos, mientras ella levanta su cabeza para luego mirarme.

- Buenos días. – Digo esbozando una sonrisa.

- Buenos días. – Responde ella acercándose para darme un beso.

Ángela pierde la sonrisa al caer en cuenta que los vecinos tienen energía eléctrica.

- Ya hay luz, enciende el televisor. – Cojo el control remoto y lo enciendo.

- Atención, se ha declarado alerta máxima a la región amazona, Orinoquía y mitad de la andina. Los incendios de las alcaldías mayores de todos los departamentos se han generado en un tiempo sincronizado. Esto vas más allá de nuestros límites. Por su seguridad permanezcan en casa, no sabemos de qué más son capaces de hacer estos grupos rebeldes. Más adelante el Presidente Juan Manuel Santos dará sus declaraciones al respecto. Está no es la paz que nosotros los colombianos queremos. – El icono del noticiero se cierra. Ángela está en un shock.

- Esto, esto es bastante, se aproxima una guerra Santiago... - Parece preocupada, pero ¿quién no?

- ¿Sera que el apagón de esta mañana tuvo algo que ver? – Digo con bastante curiosidad.

- No lo sé, pero si logran atacar las regiones restantes... - Deja la frase sin terminar.

- ¿Qué?

- ¡Tenemos que irnos! ¡Debemos salir del país! – Ángela se levanta enrollando su cuerpo desnudo y buscando sus prendas.

- Alto. Espera. ¿Qué está pasando? – Digo tomándola del brazo izquierdo

- Santiago. Piensa. Solo es cuestión de tiempo para que quemen las otras alcaldías y el gobierno responda de forma brutal. Así nunca podremos irnos, y de esa forma el país caerá en guerra. Una guerra donde ninguno de nosotros tiene que ver.

Tiene razón. Es cuestión de días. Debemos escapar.

- Esta bien. Hablare con mi familia. – Le digo.

- Tenemos una tía en New York, seguro que ella nos dejará hospedarnos a todos. Por más tardar tenemos que irnos el martes. – Asiento.

- Bien. Hablare con papá. – Le aseguro.

Busco el teléfono para llamar a mi papá, no contesta el marica teléfono. ¡Diego!, <<por favor hermano, contesta>>

- ¿Santi?

- Diego, por favor escúchame, tenemos que irnos, debemos salir del país... – elevo el tono de mi voz.

- No. No me iré, ¿Qué te hace pensar que dejaré el país? – Responde de manera desafiante.

- Ha, no sé, tal vez una guerra civil. – Contesto sarcástico.

- Santiago, es mi decisión, me quedo, y papá igual.

- ¿Qué te hace pensar que él se quiere quedar a morir?

- Estoy convencido. - ¿Convencido?

Miro a Ángela y le hago un gesto de desaprobación. Ella asiente de todas formas.

- Bien. Me quedo. – Le comento a mi hermano.

- ¿Seguro? – Duda de mi respuesta.

- Seguro. – Le afirmo.

- Bien. Tengo que irme Santi, las cosas no van bien en la empresa. Adiós.

- Adiós. – Cuelgo.

TIERRA DE NADIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora