Los tres nos miramos brevemente.
- ¡Muy bien! - Dice Fernando, - debemos regresa a Bogotá.
- Fernando... - interfiere Cuatro, - cambio de planes. Tenemos problemas.
Miro a Fercho, y él parece desorientado.
- ¿Qué clase de problema? - Dice él.
- Capturamos a un pequeño grupo de soldados. Corrían por las cortinas de humo... - contesta Cuatro.
- Y...
- ¡Habla imbécil! - Dice Cuatro.
Por el transmisor suenan quejidos. De manera tosca, cortante y fría. La voz del soldado suena.
- ¿Creen qué ganaron? ¿Creen qué saldrán de esta? - El soldado ríe de manera escalofriante. - No..., - vuelve a su tono tranquilo que me da la sensación de inseguridad, - su traición debe ser cobrada con sangre..., - ríe - sangre por aquí, sangre por allá... Sangre por todos lados... ¡manchando las paredes!
Suena un quejido. Como si alguien lo hubiera golpeado.
- ¡Habla de una vez! - Dice Cuatro.
- Todos debemos morir de algo, ¿no? - Dice el soldado recobrando el aliento. Pero su tono tranquilo hace que se me ponga la piel de gallina. - Prepárense para ser incinerados...
Fernando me mira en la oscura noche.
- Mátalo... - dice él.
El sonido del disparo resuena en el transmisor. Un silencio incomodo se presenta al instante.
- Fercho. Espero órdenes... - Dice Cuatro.
- ¿Cuánto tiempo tenemos? - Dice Fernando.
- No he de faltar mucho para encender el horno.
Fernando pone gesto firme.
- Aquí equipo Alfa solicitando extracción líder a halcón negro...
En la interferencia suena la grave voz del locutor.
- Halcón negro esperando coordenadas de extracción.
Fernando recobra el aliento esta vez dirigiéndose a ambos equipos.
- ¡Escúchenme todos! Nuestro boleto de salida depende mucho de cómo nos movamos, así que no tiene caso rodear la enorme nebulosa de Octrua. Probablemente la zona este minada de trampas.
El bravo que está con nosotros toma la palabra.
- Es por eso que los civiles que los atacaron buscaban escapar desesperadamente. Ellos lo sabían.
- Exacto, - responde Fernando, - ahora nosotros lo sabemos. Llevamos no más de tres horas en este lugar, no he de quedar mucho tiempo para que Cali se despida del mapa. Así que para ser invisibles, nuestra única salida es por donde entramos...
- ¡Eso no tiene ningún sentido! - Dice Aura.
- Si, si lo tiene - contesta Cuatro, - en la nebulosa de Octrua lo más probable es que hayan algunos soldados buscando una salida. Están desorientados. Obviamente evitaran la zona de los edificios destruidos. - Hace una pausa. - Es un punto ciego.
- Exacto. ¡Muévanse! ¡Treinta minutos y contando!
Fernando nos indica con la cabeza para que lo sigamos. Mientras trotamos brevemente él habla por el transmisor:
- Halcón negro. Ya saben las coordenadas. Nos vemos en veinte minutos. Alfa fuera.
- Recibido Alfa. Halcón negro dirigiéndose al punto de encuentro.
****
El quipo que Fernando lideraba forma un perímetro, custodiando la zona de espera de los helicópteros.
Yo me siento en el suelo, para relajar un poco la pierna donde recibí el impacto. Fernando se me acerca.
- ¿Cómo va todo? - Dice él.
- Quiero salir de este infierno.
- Todos lo queremos..., - contesta Fernando con voz pesada.
- ¡Allí! ¡Allí! - Grita alguien, señalando hacia la otra parte del equipo dirigido por Cuatro.
Fernando se levanta y se dirige hasta el líder Caza, esté lo abraza.
El aire se vuelve ligero y el ruido de los helicópteros comienza a hacerse más duro mientras van descendiendo.
- ¡Alfas! ¡Bravos! ¡Cazas! ¡Es hora de partir! - Los equipos sueltan un grito de batalla. - ¡Divídanse, y entren todos!
Los rebeldes entran a los helicópteros, Alfas, Bravos y Cazas se dispersen para entrar a las cuatro naves.
El primer halcón se eleva. El segundo en el que voy emprende su vuelo. Pero, el tercero al despegar, explota a causa de un misil, haciendo que el cuarto helicóptero salga brevemente esquivando uno de los misiles. Los rebeldes miran con un gesto de horror en sus caras a medida que nos elevamos saliendo de la nebulosa. Y entonces, la lluvia de misiles comienza.
Los Halcones vuelan rápidamente dejando atrás la ruina de edificios, moviéndose velozmente. Los helicópteros cambian de inclinaciones bruscamente evitando tocar algún misil.
Sé cuál es pensamiento de estas personas: Llegamos veinte, de cada equipo. Escapamos nueve alfas. Siete Bravos. Ocho Cazas. Y aún así, cada vez somos menos. El gobierno no dudará en culparnos del bombardeo. De la caída de un municipio completo. De las muertes.
No siento tristeza. Siento ira y resentimiento. Muchas veces el Gobierno juega de manera sucia para el beneficio de ellos, sin importar que, nunca han pensando en el desarrollo de las personas.
El poder corrompe. El poder lastima. El poder castiga.
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TIERRA DE NADIE
Science FictionPrimer libro de la saga "TIERRA DE NADIE". Código de registro: 1606058081818 Safe Creative. Prohibida la copia.