Altamira
Nació poeta. Pretendía
registrar el devenir de las estaciones
trascender la oscuridad
de esas cavernas pestilentes. Expresar
aquello que latía en sus entrañas
dejar en herencia
más que guijarros
pedernales afilados
y cuentas
Pretendía que sus hazañas perdurasen
La pintura fue
un plato de segunda mesa
un plan B
lo único que pudo hacer
sin la herramienta básica
del verbo
La poesía es una revelación que subyace irrelevante
Vaga entre las zarzas
los edificios ruinosos
y las calles hediondas
pende en la punta de la lengua
de algún mozalbete
un bandolero
Se torna lágrima
Sarcasmo
y se oculta finalmente
detrás de un árbol
debajo de una piedra
a acechar
con paciencia
Hombre de Java
Se presume que era astuto
que deambuló tras el horizonte
con apenas un mendrugo
de poesía que perdura
en un extraño
e ininteligible dialecto
de códigos y applets
que ya a nadie conciernen
Far west
era una tierra
de esperanzas y sueños rotos
de sabandijas que disparaban por centavos
a mujeres fatales
que salían de algún tugurio
De aventureros que se jugaban la camisa
por ilusiones maltrechas
o golpes fríamente calculados
Todos balanceándose al filo de una veta
de scripts, efectos especiales,
maquillistas, ratings
y expertos marketeros
Mesías
Cuando se despertó
también estaban allí
raperos