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Florecer a tu lado no fue gran problema. Sabías mucho de jardinería, y yo también, aunque nunca lo supieras.

Siempre pensaste que mi problema era que no sabía nada de ti. Pero, ese no era el problema. El problema, era que sabía demasiado.

Tu mirada maliciosa me hizo querer conocer los infiernos de tu entendimiento, me hizo querer despertar en tus brazos.

Tu problema, era que no sabías valorar mi belleza. Si supieras, te hubieras iluminado con la fuerza de mil estrellas, hubieras sentido el calor del sol, el frío intenso de la luna y la fascinación de mis pensamientos.

Me hubieras trastornado más si me hubieras llamado hermosa cuando dormía a tu lado, cuando trazaba un camino con mis dedos en tu calidez, cuando veías el brillo sublime en mis ojos al bailar.

Si tan sólo hubiera notado los milagros de tu presencia... ¡Hubiera ido más a la iglesia! Aunque adorarte a ti fue un pecado imperdonable.

¿Pero quien dirige mis deseos? Un pecado más, un pecado menos no importan, con tal de alargar mi lista de momentos en la divinidad de tus pelajes, en la tranquilidad de tu existencia.

Te edificaste en lo más profundo de mis entrañas.

Monopolizaste mi espíritu.

It's all for UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora