En algún lugar de Japón, cercano a Ikebukuro
Dōjō de Tsugaru y Psyche
1 de agosto, mañana
Antes de posar sus pies sobre el pasto, Tsugaru colocó una mano sobre el hombro de su hermano, que estaba sentado en el piso y recargado contra uno de los postes de madera que circundaban el patio principal. Con el paso de los días, Tsugaru ya se había acostumbrado a la palidez del otro. Aun así, no podía evitar que un nudo se formara en sus adentros cuando le escuchaba toser y le veía llevarse las manos a la boca, que no tardaban en mancharse con sangre. Sin embargo, durante esa mañana Delic lucía tranquilo. Quizá se obligaba a estarlo porque se daba cuenta de que Tsugaru se encontraba hecho un manojo de nervios. Era muy evidente; no podía permanecer quieto en ningún sitio, sino que iba de un lado a otro, jugando con las mangas de su kimono. Delic sonrió cuando le vio debatirse entre fumar o no.
–Anda, solo fuma de una buena vez –le dijo cuando regresó a su lado.
–No –respondió Tsugaru, aunque tenía ganas de fumar largo y tendido.
–No es como si fuera a morirme antes, ¿sabes?
Tsugaru le dedicó una mirada extraña. Tras sacar el kiseru, tomó asiento junto a Delic, que soltó una risilla. Tsugaru no se la devolvió y le tendió el kiseru.
–Gracias, pero no.
Tsugaru asintió y luego formó una serie de anillos con el humo.
–¿Por qué no simplemente le llamas? –preguntó Delic, ahogando la tos.
–Mmm...
–¿Qué? ¿Ahora me dirás que eres un orgulloso?
–No es eso. Siempre hace lo mismo; se enoja y desaparece durante un par de días. Nunca he tratado de contactar con él cuando lo hace. Es solo costumbre.
Iba a decir algo más, pero Delic le interrumpió:
–Créeme, es mejor dejar las cosas en claro. Siempre es mejor hablar, siempre. Además, ¿cuánto crees que pueda durarle la rabieta? Psyche no es así.
A Tsugaru no le pasó desapercibida la expresión herida del otro, pero no dijo nada. Pensaba hablar con Hibiya si este no se dignaba a romper el silencio que había mantenido desde que Shitsuo irrumpió en el dōjō para culparle de la muerte de Sakuraya. Se percató también de que el principito no había caído en la cuenta de que su compañero no disponía de mucho tiempo.
–Búscalo. Me empieza a desesperar esta actitud tuya; no va contigo.
–No. Ya volverá.
Delic no insistió más. Sabía que la única razón por la que Tsugaru no iría en busca de Psyche, era porque no se arriesgaría a dejarles solos. No podía culparlo. La expresión de Shitsuo también había llegado a impresionarle. De hecho, temía que el Alterno fuera a regresar de un momento a otro.
–Tsugaru...
El aludido se volvió a Delic.
–¿Piensas que Orihara-san merece ser castigado?
–No lo sé. Para ser sincero no me importa lo que los demás quieran hacer con él.
Delic pareció molestarse.
–Entonces, ¿no harás nada? ¿Vas a quedarte aquí encerrado, fingiendo que todo está bien?
–¿Qué quieres que haga?
–Que salves a los demás. Shitsuo es un imbécil y no puedo decir que me sea indiferente su dolor, pero si mata a Orihara-san, ¿qué? ¿Él conseguirá el suministro? No creo que le importe sacrificar a los demás. ¿Qué dices tú?
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Los Alternos de Ikebukuro
FanficCon el propósito de eliminar al monstruo de Ikebukuro, de una vez por todas, Izaya Orihara consiente la creación de los llamados Alternos. Sin embargo, tras subestimar las voluntades de todos ellos, el famoso informante de Shinjuku deberá encontrar...