18. Shizuo y Psyche

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Barrio de Shinjuku

Departamento de Izaya

2 de agosto, tarde

Namie Yagiriri no se tomó el tiempo de pedirles a los recién llegados que pasaran al departamento. Sin darles tiempo para que explicaran la razón de su visita, les tendió la lista entregada por el informante un par de horas atrás. Tsukishima agradeció la ayuda prestada con una inclinación del cuerpo pero Shizuo no calló sus protestas.

–¡¿Pero qué demonios?! Prácticamente incluyó todo sitio de Ikebukuro –gruñó. El Alterno tomó la hoja antes de que el otro la destrozara.

–Creo que servirá de mucho –empezó a decir Tsukishima, sin embargo Shizuo ya había tirado la puerta que tenían frente a ellos. Namie, que previo la situación, logró ponerse a un lado. Después soltó un suspiro en señal de irritación.

–Le dije a Izaya que te diera el lugar exacto, pero sus razones tendrá para no haber querido hacerlo.

–¡Jodernos la vida! –dijo Shizuo al tiempo que trataba de serenarse.

–Mejor nos ponemos en marcha –le dijo Tsukishima.

Pese al enojo, Shizuo no tardó en dirigirse a las escaleras. Tsukishima volvió a despedirse de Namie. Pero, antes de ir en busca del grupo Awakusu, dijo:

–Estoy tentado a pensar que la razón que tuvo Orihara-san fue mantenerlo apartado del conflicto, ¿me equivoco? Sigue herido, eso es bastante notorio.

Namie meditó su respuesta.

–Izaya no es buena persona. En él no hay la menor pizca de bondad y nunca la habrá. Todos lo sabemos.

–O eso quiere aparentar –aventuró el Alterno por lo bajo.

Tsukishima se apresuró a reunirse con el monstruo de Ikebukuro.

-o-O-o-

Tras horas de búsqueda y entrada la noche, Tsukishima pensó que las preocupaciones del maestro habían sido excesivas. Tanto él como Shizuo se apoyaron en una barda, notando que aún les faltaba por recorrer más de la mitad de los sitios enlistados (alrededor de quince).

–Eh, Heiwajima-san, ¿tiene idea del motivo por el que Orihara-san hizo lo que hizo? –quiso saber el Alterno, pese a la mirada exasperada del otro.

–No, quizá le pregunte en cuanto lo encontremos. Claro, si permanece vivo para ese entonces. ¡Maldita pulga! ¡Lo odio! ¡Siempre complica todo!

Son tal para cual –Shizuo fingió no haberlo escuchado–, aun así, no creo que Orihara-san pretenda que lo encuentren tan pronto.

Shizuo no dijo nada y prefirió continuar con el siguiente punto señalado por Izaya Orihara. Después de recorrer tres puntos más, les pareció que dieron con el sitio exacto. Era el sitio ideal para efectuarse reuniones de la mafia, se dijo Shizuo. Ambos esperaban tener un recibimiento en absoluto cordial, pero eso no evitó que se mostraran sorprendidos al ver quien salió a saludarles.

–¡Heiwajima! –el aludido se giró al otro. La vestimenta le recordaba un poco a la que había visto usar al tal Delic, pero se dio cuenta de que se trataba de otra persona. Se quedó de pie, esperando que Tsukishima dijera algo.

–¿Ruby? –preguntó, con cierto recelo. Sin esperar respuesta, continúo–: necesitamos reunirnos con el grupo Awakusu, con Shiki-san.

Ruby no le hizo caso. Ya fuera que hubiera recibido órdenes de no dejarlos pasar como si no, el Alterno pareció ansioso por iniciar revuelo. Shizuo miró fugazmente la hora. Vio que eran la dos de la mañana, del día 3 de agosto. Se decidió por que debía empezar a buscar a la problemática pulga.

Los Alternos de IkebukuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora