Capitulo 4
Mientras JiYong volvía a disfrutar de una cena sorprendentemente deliciosa en el camarote del capitán, desvió la mirada repetidas veces hacia Choi Seung Hyun. No podía dejar de pensar en lo fascinante que era el hombre en que se había convertido. No tenía ningún problema en darle órdenes al capitán, un hombre formidable y mucho mayor que él. El médico del barco, que a el menor le habían presentado sólo con el nombre de Morley, también lo respetaba mucho más allá de lo que requería su relación profesional. Ambos caballeros parecían tener muy en cuenta a Seung Hyun y sus opiniones. Y, a cambio, él los trataba como a iguales, lo que dejaba a Ji muy impresionado.
Igual que la noche anterior, JiYong se esforzó porque fluyese la conversación y la dirigió hacia temas amenos para todos. En aquel mismo instante estaban hablando sobre la esclavitud, un asunto que generaba conflictos en algunos círculos. Al principio, Seung Hyun dudó en expresar su punto de vista sobre el asunto y en explicar cómo conseguía mano de obra para su plantación. Pero cuando el menor mostró interés por el tema, accedió a explicárselo.
JiYong recordó una época en que había criticado a Seung Hyun por la facilidad con la que iba en contra de las normas establecidas; sin embargo, ahora se dio cuenta de que ésa era una de sus mejores cualidades. Ni el padre de JiYong ni Soo Hyuk hablaban de negocios o de política delante de el menor. Que Seung Hyun estuviese dispuesto a hacerlo le daba fuerzas para ser más atrevido y para hablar de temas que nunca antes se habría atrevido a tocar.
-¿La mayoría de las plantaciones siguen recurriendo a la esclavitud? -preguntó, consciente de que la abolición de la trata de esclavos no había conllevado la desaparición de la esclavitud en sí misma.
El capitán se tocó la barba.
-Es igual que con la piratería, una ley no puede cambiar el modo de hacer negocios. El Escuadrón Preventivo no tiene suficientes hombres.
-¿Los piratas son un problema para usted, capitán?
-Son como una plaga para todos, pero me enorgullece poder afirmar que ningún barco bajo mi mando ha sido abordado.
-Por supuesto que no -afirmó JiYong con convicción, ganándose así una sonrisa del capitán Smith. Dirigió entonces su atención hacia Seung Hyun, preparándose mentalmente para el impacto que siempre le causaba mirarlo. El esfuerzo fue en vano. El efecto que le producía aquel hombre no iba a menos con el paso del tiempo ni perdía intensidad al haber aumentado la frecuencia con que lo veía-. ¿Hay esclavos en «Calipso»?
Él asintió.-La mayoría de las plantaciones tienen esclavos.-¿Incluida la suya?Seung Hyun se apoyó contra el respaldo de la silla y apretó los labios antes de contestar, como si estuviese calibrando la respuesta antes de dársela. JiYong valoró positivamente que fuese tan precavido, una característica que antes jamás le habría atribuido.
-Desde un punto de vista empresarial, la esclavitud es poco práctica. Y desde un punto de vista personal, prefiero que la gente que trabaja para mí lo haga porque así desea hacerlo, libremente.
-Está esquivando mi pregunta.
-No tengo esclavos en «Sous la Lune» -contestó, mirando al menor de un modo que dejaba claro que estaba pendiente de su reacción-. Mis empleados trabajan con contrato. La mayoría son chinos o indios, aunque también hay algunos negros, pero todos son hombres libres.
-«Bajo la luna»... -murmuró el menor, traduciendo el nombre de la plantación-. Qué bonito.
-Sí. -Esbozó una enigmática sonrisa-. Soy un sentimental...
A Ji se le puso la piel de gallina. De nuevo Seung Hyun volvía a hacer referencia a aquella noche en el bosque. Pero no lo estaba haciendo del modo en que el menor había esperado. Había hablado con ternura, como si fuese algo íntimo entre los dos y no burlándose de ello o sugiriendo nada indiscreto.