Aun con el ambiente tan fracturado como estaba entre Tsubaki y yo, debía subirme a un avión para retomar nuestras vidas.
Pero no podía volver sin más, no podía solo salir huyendo de nuevo, por eso, a unas horas de volver a Inglaterra, fui al cementerio con un ramo de flores para esa chica a la que había adorado como a nadie.
—Definitivamente te amaba —aseguré—, lo hago aún —confesé llorando al imaginar su destellante sonrisa y su burlona voz diciendo un triste "Lo sé".
Me quedé parado frente a esa lápida que pintaba su nombre por no sé cuánto tiempo, solo pensando en cuánto la extrañaba y cuánto deseaba tenerla en mi vida.
De rato respiré profunda y sonoramente, entonces un suspiro profundo y sonoro resonó detrás de mí.
Intrigado, y un poco avergonzado, miré hacia la dirección de donde provenía el sonido y me encontré a una rubia de ojos grises que me miraba sorprendida. No pude evitar que una carcajada escapara de mí, su cara de susto solo me invitaba a reír.
Hikari hizo un mohín sin decir absolutamente nada, sin poder apartar ese carmín que le llenaba las mejillas.
»Solo vine a despedirme —dije después de lograr, con mucho esfuerzo, calmarme.
Hikari, con esa enorme y radiante sonrisa que me encantaba, dijo algo que me hizo estremecer el alma y curar un poco mi herida.
—No creo que necesitaran despedirse —dijo—, hay relaciones que son para siempre, quizá ustedes eran una de esas.
—Pero debo dejarla ir —dije.
—Demasiado tarde —aseguró la rubia tras sonreír—, hace mucho tiempo que ella se fue.
Una láconica sonrisa atravesó mi rostro terminando en ser una dolorosa y llorosa mueca.
—No hubo tiempo para ello —excusé en mi defensa—, ni para muchas cosas.
—Pero hubo tiempo para muchas que sí pasaron y que te recomiendo atesorar —recordó poniendo su mano en mi hombro—. Kaori era un ángel que nos permitió la fortuna de tenerla en nuestras vidas, poco o mucho, ella estuvo y nos dio bastante.
—Es doloroso vivir de recuerdos —mencioné agachando la mirada.
—Yo creo que es reconfortante —dijo ella—, porque, de todo el mundo, yo tuve la dicha de conocer y amar a la excelente, apasionada y loca chica que era Miyasono Kaori.
—Ella era genial —espeté sonriendo sinceramente.
—Deja de recordarla como lo que no pudo ser —pidió la rubia— piensa en ella como lo que fue. Así será menos doloroso porque el vacío que su ausencia dejó en tu corazón se llenará de recuerdos, de felices y hermosos recuerdos.
A sus palabras solo me quedó asentir. Lo dijo tan seria que no hubo oportunidad de dudar. }
Solo le creí que sería mucho mejor para mí recordarla como algo hermoso que pasó que recordarla como algo doloroso que no fue.
—Debo volver a Inglaterra. ¿Nos veremos de nuevo? —pregunté y, poniéndose a mi lado, recargó su brazo derecho a mi brazo izquierdo.
—Solo si lo quiere el destino —dijo dejando un ramo de flores sobre la lápida de su prima casi gemela.
»Que tengas un buen viaje y una feliz vida —deseó Hikari y se fue, dejándome solo frente a esa lápida que resguardaba el frágil cuerpo de una chica que ya no estaba, pero que estuvo y me hizo feliz mientras duró.
—Un buen viaje y una feliz vida, pensaré que también quieres eso para mí —susurré hablándole a alguien que no respondería; y una brisa helada, como si fuese su risa fresca, dijo adiós acariciando mis mejillas.
Continúa...
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PUEDE SER ELLA
FanfictionADVERTENCIA ***Si no has visto el anime o el manga y piensas hacerlo, NO LEAS ESTA HISTORIA, te spoliaría y no me hago responsable de ello, ¿OK?*** Yo, Arima Kousei, decidí que mi alma le pertenecía a Miyasono san, a esa chica loca, rubia y de ojo...