El mismo corazón y el mismo sentimiento

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—Eres tan como ella que no puedo evitar amarte... pero te amo a ti, a lo que eres, a lo que haces, a lo que amas... No digo que no la extrañaré, ella se fue y era importante para mí, no puedo no extrañarla, pero te amo a ti. Ella es mi pasado, tú mi presente... —dije tomando sus manos—, y quiero que seas mi futuro.

Los ojos de Hikari se llenaron de lágrimas, de unas lágrimas que reflejaban toda la luz de su ser. Sus labios se estiraron mientras temblaban y, después de empuñar sus manos que yo sostenía, dijo: —Te amo también.

Mi corazón rebosante de felicidad no me pudo contener y terminé rozando mis labios con los de ella. Entonces el mundo desapareció en ese cálido estallido que produjimos.

Cuando terminamos el beso, cuando debimos desgarrar nuestros cuerpos para separarlos del que, al abrazarlo, se convirtió en parte de nosotros, sonreí lleno de felicidad. De una felicidad que ni siquiera me atreví a imaginar tener.

—Tienes que terminar con Takeshi —dije presionándola a mi pecho, encadenándola a mi vida. Ella me miró fijo y dijo: —Lo lamento Arima, pero no puedo hacer eso.

«¿Qué?, ¿no puede hacer eso?, ¿Qué no acababa de decir que me amaba también y también me besó?, ¿Por qué no quería terminar con él?, ¿será que nos ama a los dos y lo elegirá e él?»

Montón de preguntas taladrando mi integridad.

—¿Por qué? —pregunté contrariado y, burlándose de mí, anunció: —Porque no es verdad que sea mi novio —devolviéndome la vida que creí perder cuando pensé que sería de él y no mía como yo la quería.

—¿De verdad? —pregunté y dijo: —Somos amigos, grandes amigos —y me condolí de ese chico rubio que, a leguas de distancia, se le notaba que estaba enamorado de ella.

Pero eso es algo que yo no diría, pues a ella no le incomodaba para nada estar cerca de ese chico que ahora me asustaba.

Yo sé cuan poderosa es la luz de una sonrisa. Y Takeshi Aiza le regalaba sus mejores sonrisas a esta que yo amaba y a la que yo le dibujaría sonrisas más que perfectas, para que nunca se fuera de mi lado, para que no pudiera vivir sin mi luz, pues yo no podía vivir sin la de ella.


FIN


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