VI. Envidia

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Algo más está incomodándole. Woo Hyun lo sabe porque, en cada ensayo, no le puede quitar los ojos de encima a Sung Kyu, incluso cuando su atención tiene que ser igual con todos los actores de la obra (más aún con los que tienen problemas para desempeñar sus roles), pero parece que todos han pasado a segundo plano, excepto Sung Kyu y la "desagradable" chica que hace de su pareja.

Le es casi insoportable ver la escena del beso, y no supo en qué estaba pensando cuando escribió aquello. ¿Por qué demonios no se le ocurrió algo sobre homosexuales? Tal vez hasta hubiera debutado como actor. ¡Qué estúpido!

—¡Más alto! ¡Estoy a menos de cinco metros de ti y tu voz no se escucha lo suficientemente fuerte! —le reclama de pronto a Kim con algo de exasperación. Los ojos de Sung Yeol y los de Dong Woo de inmediato se posan en su persona, algo desconcertados ante la queja de su amigo—. ¡Hazlo de nuevo!

Y Sung Kyu repite la escena ante las incrédulas miradas de los otros muchachos, pero la molesta expresión de Woo Hyun no cambia para nada, al contrario, se endurece aún más cuando Soo Jung se le acerca a Kim una vez que termina el ensayo para ofrecerle una botella de agua.

—Gracias —le dice Sung Kyu amablemente, y Nam frunce el ceño.

—¡Eso es todo! Pueden irse ya —exclama el director. Algunos suspiros de alivio, palabras de agradecimiento y varias risas de los demás muchachos llegan a sus oídos antes de que se acerque a Sung Kyu, deteniéndose frente a él mientras cruza los brazos. Sung Kyu lo nota y clava su mirada en la suya después de dejar la botella en el suelo.

—Tú te quedarás hasta que cantes correctamente —menciona entrecerrando los ojos. Y por un momento cree que Kim se negará ya que se ha quedado varias veces en los pasados días y Woo Hyun es consciente de que ya no comete errores—. La obra se estrenará en una semana y aún no estoy conforme con tu desempeño —aclara el director. Sung Kyu no puede evitar fruncir el entrecejo.

El muchacho suspira y se mueve al centro del escenario sin decir nada, tomando una gran bocanada de aire antes de empezar a decir sus partes del diálogo. Woo Hyun lo escucha con atención. Es más fácil admirar la dulce voz del muchacho si no hay gente que lo distraiga de analizar sus rasgos mientras interpretaba las canciones.

Porque la expresión de Kim cambia totalmente mientras canta. Cada vez que lo hace a Nam le queda más claro que es una de las mejores voces que ha escuchado a lo largo de su carrera. Es suave y armoniosa, pero al mismo tiempo fuerte y encantadora. Tiene algo que lo atrapa. Es como algo que lo hipnotiza.

Pero, de pronto, cuando Kim está por representar la escena del beso, imágenes de Soo Jung besándose con Sung Kyu abarrotan su cabeza. Woo Hyun empuña las manos y le grita enseguida que se detenga.

—¿Disculpe? —cuestiona Kim, desconcertado.

—Que ya fue suficiente. Vete a casa.

—Pero, no he term-...

—¡Qué te vayas a casa! —le ordena, antes de darse media vuelta, aunque no se mueve ni un centímetro. Kim le mira la espalda y suspira, fastidiado. El director se porta demasiado extraño y él no sabe la razón.

Sung Kyu se lo quiere atribuir a que se acerca el día del estreno y cree que, tal vez, Woo Hyun está más nervioso de lo que aparenta y, de cierta forma, se quiere "desquitar" con él para calmar sus ansias. Es lo más lógico tomando en cuenta que es una persona reservada. Hasta le ha dado la impresión de que ni siquiera habla con sus "amigos" Dong Woo y Sung Yeol.

Ante sus ojos, Woo Hyun es una persona complicada.

—Nos veremos mañana —escucha de la boca de Nam y cuando éste comienza a avanzar, Sung Kyu no duda en seguirlo.

Lo mira salir del estudio y caminar por el pasillo hasta la última habitación, así que él hace lo mismo y con pasos seguros llega hasta la entrada del cuarto, donde un pequeño letrero con el nombre del director permanece pegado a la altura de sus ojos. Traga saliva en silencio y de un momento a otro piensa arrepentirse, pero el irracional comportamiento de Nam hacia él le da el empujón para enfrentarlo. Sung Kyu cree que Woo Hyun está molesto por algo, y precisamente con él, así que no se va a ir de ahí esa noche si no le saca la verdad al director. Por eso toca la puerta un par de veces después de haber repasado en su mente lo que quiere decirle, aunque todas las palabras que ha pensado se van al carajo en el mismo instante en que Woo Hyun abre.

—¿Qué quieres? ¡Te dije que te fueras a tu casa! —replica Nam, empujando el trozo de madera para intentar cerrarlo. Pero Sung Kyu ya está parado frente a él, muy decidido a aclarar las cosas. Así que planta uno de sus pies en el interior del cuarto y con una de sus manos detiene la puerta.

—¿Qué le sucede? ¿Acaso tiene algún problema conmigo? ¡Si estoy haciendo algo mal, dígamelo de una vez! —demanda alzando un poco la voz. Observa cómo el director frunce el ceño más molesto que confundido. Incluso cree que puede caer muerto si Woo Hyun hubiera nacido con el poder de asesinar a las personas con su mirada.

—No es nada. Vete a tu casa, Sung Kyu —dice entre dientes, pero al muchacho no le convence su respuesta.

Kim se arma de valor y, agarrando algo de impulso, empuja la puerta haciendo que Woo Hyun trastabille y Sung Kyu provecha el momento para asegurar la entrada con pestillo una vez que ha avanzado al interior.

—¡¿Qué demonios te pasa?! ¡Sal de aquí inmediatamente!

—¡No me voy a ir hasta que me diga por qué está molesto!

—¡Yo no estoy molesto! Y si lo estuviera, ¡es algo que a ti no te importa!

—¡Pero aun así se desquita conmigo! ¿Acaso cree que no me doy cuenta del trato que me da a diferencia de mis compañeros? ¡Hay chicos que cometen errores y a esos no les da importancia!

—¡¿Me vas a venir a enseñar cómo tengo que hacer mi trabajo?! —Y Woo Hyun se acerca más a Sung Kyu—. Te recuerdo que el mundialmente reconocido director soy yo, así que ningún chiquillo altanero como tú me va a...

Nam no termina de hablar porque, cuando menos se lo espera, Sung Kyu lo sujeta con fuerza de la cintura y su rostro queda a escasos centímetros del suyo.

—Y es por eso por lo que no puede portarse de esta manera tan infantil.

—Suéltame.

—Es tan inmaduro de su parte ponerse celoso por una insignificante escena de beso.

—No sé de qué demonios estás hablando.

Sung Kyu ríe con ironía y, después de sujetar aún más fuerte el cuerpo del director con su brazo, levanta su otra mano y lo toma del mentón, fijando sus ojos en los suyos.

—No tiene por qué sentir celos de Soo Jung —comienza, afilando su mirada—, porque, usted es el único que me gusta.

Y con una socarrona sonrisa, mientras Nam abre los ojos con desmesura, Sung Kyu acaba con la diminuta distancia que separaba sus labios, tomando la suave y carnosa boca de Woo Hyun entre la suya, invadiendo su cavidad sin descaro alguno.

El Musical | GyuWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora