XVII. Rechazo

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—Quiero hablar con usted —le hace saber Sung Kyu a Woo Hyun, carraspeando con nerviosismo segundos después. De pronto siente que el oxígeno se atora en su garganta haciéndole pensar en huir, pero también quiere terminar con los rumores de una vez por todas, porque así tal vez también pueda deshacerse de lo que aún siente por el director.

—¿De qué se trata? —inquiere Nam, acercándose unos centímetros más, aunque aquello no hace que Sung Kyu retroceda.

—De su trato especial hacia mí.

Y es cuando una enorme sonrisa desfigura el rostro del director mientras Sung Kyu entrecierra los ojos.

—¿Trato especial? ¿De qué demonios estás hablando? Nunca le he dado un trato especial a ninguno de mis actores en todos los años que llevo en el medio. No sé de dónde sacaste eso.

—¡Lo acaba de demostrar hace un rato en frente de todos mis compañeros! ¡Les dijo que podían pedirme consejos! ¿No se da cuenta de cómo suena eso? —reclama Kim un tanto alterado.

—Suena a que eres un excelente actor que puede servir de ejemplo para todos los que apenas están empezando. ¿Te vas a negar a enseñar algo de tu talento, aunque eso le ayude a alguien más?

—¡Por supuesto que no! Pero ¡eso no es lo que quise decir!

—¡¿Entonces cuál es el problema?! ¡Te molestaba que te reprendiera en el pasado para que fueras mejor, y ahora también te molesta que te ponga de ejemplo! ¡¿Qué es lo que en verdad te molesta, Sung kyu?!

Y Kim suspira, porque sabe que Woo Hyun tiene razón, y que lo que realmente lo tiene enfadado hasta los huesos es lo que dicen sus compañeros, porque no es verdad. Nada de lo que dicen es cierto, y Sung Kyu quisiera que al menos en algo tuvieran razón, pero...

—Lo que me molesta es todo lo que están diciendo los chicos sobre mí y sobre usted, porque no es cierto.

Woo Hyun rueda los ojos y un gesto gracioso se materializa en su rostro.

—Ya estoy acostumbrado a las habladurías —dice Nam restándole importancia.

—¡Pero yo no! Es decir, no a las de este tipo. Son demasiado...

—Por favor, no pueden ser tan malas.

—¡Lo son!

—¿Qué podrían estar diciendo de mí? ¿Qué soy un gruñón, un imbécil, un maldito hijo de puta?

—Ojalá fuera sólo eso —Woo Hyun frunce más el ceño—. Dicen que usted y yo tenemos sexo—. Y el director suelta una carcajada. Sung Kyu lo mira y aquello lo enfada aún más.

—¿Y no es cierto que follamos muchas veces en el pasado? ¿No es cierto que venías a mi cuarto privado casi a diario sólo para eso? —le reprocha Woo Hyun, minimizando la distancia entre los dos.

Y Sung Kyu no puede refutar eso de ninguna manera. Sin embargo, las cosas son diferentes ahora, y ha aprendido muy bien de sus errores.

—Pero, eso ha quedado atrás. Ahora nuestra situación es distinta y no me gusta que digan cosas de mí que no son ciertas —apunta con seguridad, y Woo Hyun lo observa por unos segundos antes de sujetarlo por el cuello de la camisa para acercar más su rostro.

—Entonces, ¿quieres que esas cosas sean verdad para que ya no estés molesto?

—¿Q-qué? —tartamudea Sung Kyu.

—Digo que, podríamos hacer que todo lo que los chicos dicen se convierta en realidad.

Los ojos de Sung Kyu se abren un poco más, y luego los latidos de su corazón se aceleran porque Woo Hyun atrapa sus labios en un beso demandante y apasionado, y, sin casi nada de reticencia, Sung Kyu le corresponde, rodeando la cintura del director con ambos brazos.

Woo Hyun sonríe internamente porque acaba de comprobar que Sung Kyu aún lo quiere, y que no se puede resistir a acostarse con él de nuevo, tal como lo hizo en el pasado. Así que el director empieza a desabotonar la camisa de Sung Kyu poco a poco mientras sus respiraciones se agitan. Los besos suben de intensidad. Sung Kyu toma a Woo Hyun de la nuca y hunde su lengua en su boca, sacándole un par de gemidos que le erizan todos los vellos del cuerpo.

Aunque, cuando Nam está por desabrochar el cinturón de Kim, Sung Kyu se separa abruptamente y sujeta las muñecas del director para alejarlas de su cuerpo.

—No. Ya no lo haré. No cometeré el mismo error. Ya no pienso sufrir por esto —dice Sung Kyu con un duro semblante—. Prefiero las habladurías a tener que acostarme con usted otra vez.

Y Sung Kyu sale de la habitación, dejando a Woo Hyun con las ganas y la mandíbula desencajada. Porque el director estaba seguro de que Sung Kyu no lo rechazaría. Aún está seguro de que Kim siente algo por él. Lo pudo comprobar con el beso; lo pudo ver en su mirada, pero también entiende que lo lastimó. Woo Hyun sabe que fue cruel y despiadado con el muchacho varios meses atrás, cuando le dijo que aquello no significaba nada, que sólo era algo pasajero y sin la más mínima importancia. Pero Woo Hyun sabe que eso no es cierto. El director sabe que eso sí significó algo para él, algo importante, algo que cambió su vida.

Y en ese preciso momento es cuando Nam siente que su corazón se está rompiendo; siente que las palabras de Kim le han clavado un puñal porque se siente sangrar por dentro. Siente que se le está dificultando respirar. Siente que en cualquier instante es capaz de correr tras Sung Kyu y pedirle que otra vez lo haga suyo porque le gusta; porque lo quiere. Su rechazo lo ha hecho sufrir más que cualquier otra cosa que ha vivido antes, y es por eso mismo que siempre se había negado a involucrarse con alguien. Woo Hyun ya no había estado dispuesto a dejar que ninguna persona entrara en su corazón, porque recordaba muy bien la sensación de ser humillado, de ser usado, de ser abandonado, y no quería volver a experimentarlo.

Sin embargo, ahí está una vez más, sufriendo por su terquedad; lastimándose debido a su egoísmo, a su ingratitud, a su imperiosa obstinación que le impide ser feliz de nuevo. Se sigue aferrando a esa estúpida necesidad de creer que estará mejor solo. Porque se había cansado de llorar. Se había hartado de flaquear. Se había fastidiado de la autocompasión y de todos los sentimientos en su interior que sólo lo hacían hundirse en el abismo de la desesperación. Por eso Woo Hyun había cambiado. Por eso había jurado que nunca más se volvería a enamorar. Pero entonces llegó Sung Kyu a poner su perfecto mundo de cabeza, y ahora no sabe qué hacer para acomodar todo a como estaba antes de conocerlo.

El Musical | GyuWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora